yo soy ai

Seishun Collection - Episodio 5 (Parte 1)

Clasificasion:R-16

El demonio y el ángel


-Esa Tanaka es muy cínica.-comentó Eric con desagrado mientras trazaba un pincelazo de color rojo sobre su lienzo.- ¡La odio!

Después del almuerzo les tocaba clase de arte. Como primera clase la profesora Otani les había pedido que transmitieran sus emociones a través de la pintura.
Eric estaba muy enojado.

-No la soporto - Sayu lanzó una raya negra sobre el conejo en la pradera que había comenzado a hacer.
-¡No! ¡Mataste al señor usagi! -gritó Koharu con aflicción.- ¡Estaba muy lindo!
-No es cierto, Koharu-chan ¿y tú que estas haciendo?
-¡El paraíso de Koharu-chan!

Sayu asomó la cabeza y se quedo boquiabierta al ver la habilidad en la pintura de su amiga. Su obra representaba un bosque donde dos conejos eran perseguidos por una especie de felino con una melena de colores.
-¡Sugoi!
-¿Tú crees? ¡Creo que ha sido mi mejor obra hasta el momento! ¡El señor y la señora conejo siendo perseguidos por el gato salvaje con peluca de pavo real que quiere convertirlos en su almuerzo! ¿A no que Tanaka-san me quedo igualita?
-¿Ah?
-¡Tienes razón! –exclamó Eric entretenido.- ¡Está igual a su pelo ese!
-Es cierto -coincidió Sayu. -¿Y quienes son los conejos?
-¡La señora conejo es Koharu y el señor conejo es…secreto! ¡Pero estaba pensando si ponía una tortuga que defendiera a los conejos!
-¿Una tortuga? -preguntó Sayu con incredulidad. -¿y que puede hacer la tortuga contra el león?
-Bueno…

Eric volvió a concentrarse en el volcán en erupción que pintaba.
-¡Oh! –exclamó Sayu comprendiendo la metáfora en el dibujo de su amiga.
-La tortuga puede hacer grandes cosas si se lo propone -habló por fin el muchacho.- Sólo necesita un pequeño empujoncito.
Sus miradas se encontraron nuevamente y Sayu sintió su corazón saltar de emoción. Ambos se sonrieron.
A lo mejor no era buena idea dejar la escuela.
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Cada año que Tanaka Reina pasaba de curso hacia de la sala de clases su cuarto de operaciones. Sin importar si había clases o no, ahí dentro todo el mundo debía hacer lo que ella quisiera.
-Muy bien.-le dijo a la persona al otro lado del teléfono mientras jugueteaba con un mechón de su cabello.- Si, ¡eso es! y que sean bien grandulones ¿ok? No, todavía no los necesitaré. Un mes. Es bastante tiempo, así que más te vale tenerlos o le cuento a mi padre que el otro día intentaste abusar de mí. ¿Y que si es mentira? No me interesa si conservas tu trabajo o no ¿entendiste?

Colgó bastante molesta. Por culpa de su gran bocota ahora estaba metida en un lío, aunque la perspectiva de tener de seudo novio a Gaki-san por todo un mes no hacia más que reafirmar su creencia de que era un genio.

El chico de sus sueños era genial, guapo y varonil, pero tenía dos grandes defectos: su idiotez y su caridad. Haciendo uso de esas dos peculiaridades podía lograr su objetivo y enamorarlo de una vez por todas. Con sus contactos, no le costaría nada conseguir un grupo de grandulones que se dejaran comprar por dinero y no dijeran nada. Realmente era una suerte tener un padre como el suyo, ya que al escuchar su apellido la gente solía darle todo lo que ella quería. Bueno, todos excepto ese cretino de Gaki-san; nunca la miraba, la insultaba y la humillaba, y desgraciadamente, eso hacia que le gustara cada vez más.

Sonó el timbre que anunciaba el término de las clases. Reina observó su celular, eran las 3 en punto. La llamada no tardaría en llegar.

-Reina-hime ¿Qué hago con el viejo? -preguntó uno de sus secuaces, Reina diría que el más fiel, Matsuda.

El idiota estaba enamorado de ella y la veía como la única cosa existente en el mundo, por ello siempre hacia cualquier cosa que ella quisiera sin rechistar. Media 1.90, era experto en judo y en karate, y lo mejor de todo, era un excelente besador.

-Que se vaya, ya terminaron las clases.-contestó y el muchacho soltó las ataduras de los pies y de las manos, más la mordaza que mantenía cautivo al aburrido, horrible y debilucho profesor de química, que en cuanto fue liberado salió corriendo de la sala hecho una bala.
-Los que quieran pueden irse -anunció Reina. Sus compañeros le hicieron una reverencia y se marcharon, algunos lo más rápido que pudieron y otros llenos de orgullo por ser compañeros de la Reina del colegio. La verdad a Reina no le interesaba de qué tipo eran con tal de que no molestaran ni se metieran con ella.
-Estos profesores nuevos son una molestia. -comentó Ishida, el más bobalicón e imbécil de todos sus amigotes. Nunca se callaba y siempre que abría la boca era para decir una tontería, sin embargo, ahora tenía toda la razón. La mayoría de los profesores que les hacían clases este año eran nuevos ya que los del año pasado no habían tenido el valor para pasar otro año enseñándole a ella y a sus amigos, por lo que costaba un poco que los nuevos entendieran como funcionaban las cosas aquí.

Su teléfono celular comenzó a sonar.
-Ahí está. -Reina lo tomó y contestó colocando un melodioso tono de voz.-¡Hola Papi! ¿Qué tal Moscú? ¡Oh, ya veo! Sólo tienes que patearles el trasero jajajajaja. Si, yo también te quiero mucho y te extraño. ¡Hai, por supuesto que me he portado bien! Si, acaba de terminar la clase. ¿Niigaki-san? Bueno, déjame anunciarte que estoy a un paso de convertirme en su novia ¡si, créelo! ¿Tienes que colgar? Oh, está bien. Que te vaya bien, me muero de ganas de que vuelvas. ¡Te quiero! ¡Besitos! ¡OtsukaReina!

Cortó la llamada sintiéndose más animada. Su padre para variar hacia de las suyas, igual que ella. Si el plan salía bien, cuando su padre volviera de su viaje ya tendría a Gaki-san comiendo de su mano.
-¿Y cómo estaba mi querido suegro, Jefecita?
Reina miró a Ishida arqueando una ceja y se echó a reír a carcajadas.
-Hime-sama
-Dime Matsu.
-La buscan afuera, es Takahashi.

Reina soltó un bostezo mientras se estiraba en su silla-trono que sus secuaces habían preparado para ella. No sabia porque, pero cada vez que la gente mencionaba a ese individuo o lo veía, había desarrollado el hábito de estirar sus músculos.

-Probablemente es porque es muy aburrido -le sugirió una vez Matsu.
-Nah -había negado ella.- Es porque recién empieza la acción.
-Hazlo pasar. Ustedes esperen afuera. -fue su orden y los 5 guardaespaldas salieron rápidamente.

En el rostro de la chica se esbozó una felina sonrisa. Se moría de ganas por ver la cara que traía el idiota, de seguro se imaginaba que lo iba a felicitar por haberla ayudado antes del almuerzo. Aunque ¿debería hacerlo, no? Después de todo, gracias a él ahora tenía un plan. Jugar un poco no estaría mal.
Sacó su frasquito de esmalte rosa de su bolso y lo colocó sobre la mesa, probablemente lo necesitaría más tarde.

-Etto…
Alzó la vista. Ahí estaba el mamarracho más tonto, estúpido y feo de toda la escuela, pero ¡esperen! ¿Acaso estaba sin las gafotas? Y…¿Qué era esa cosa que se había echo en el cabello? ¿Acaso se había puesto unas trabas para sujetárselo?
-A…¡Ai-kun!.-exclamó fingiendo una alegre sonrisa, cuando en realidad se aguantaba las ganas de explotar en carcajadas.
-Ho…Hola.-la saludó tímidamente sin apartar la vista de sus pies.
Era siempre tan soso.
-¿Por qué te quedas en la puerta? Ven, acércate.-le dijo mientras se encaramaba en un pupitre y cruzaba una pierna sobre la otra.
Lo escuchó tragar saliva antes de obedecer. Estaba temblando igual que siempre y cuando dio un paso para acercarse chocó contra un banco.
-¿Qué pasa, Ai-kun? No te dije que vinieras para agradecerte. Tan lejos no puedo hacerlo.
El chico tartamudeó una frase inteligible, sin dejar de mirar sus pies.
-Vamos.-Reina le extendió sus manos- Ven aquí.

El chico demoró un poco en decidirse, pero finalmente avanzó hasta que sus dedos fríos y temblorosos se entrelazaron con los de ella. Aprovechando la oportunidad, Reina lo atrajo hacia ella con fiereza, dejándolo sólo a centímetros de su rostro.
El chico comenzó a respirar con dificultad y su menudo cuerpo tembló más que antes. Sus piernas temblaban, sus manos temblaban y sus labios temblaban.
-Te quitaste las gafas.-comentó Reina mientras colocaba un brazo alrededor del cuello del chico y le acariciaba una de sus mejillas con el dedo.
-Ha…Hai.
-Te ves lindo.
La chica sonrió de gusto al ver como los ojos del muchacho brillaron de emoción.
-En…¿en serio? De…de…¿de verdad crees eso?
Lo nacido feo no se podía mejorar. Obviamente estaba mintiendo ¿Qué acaso era idiota?
-Por supuesto, Reina no dice mentiras.

Si los dioses la escucharan probablemente la castigarían. Pero ¿que importaba? amaba hacer esto más que ninguna otra cosa, era tan…reconfortante. Además, seamos honestos, hace mucho que había dejado de creer en cualquier clase de Dios.
Descruzó las piernas y jaló al chico por la corbata, en ese instante pudo sentir su tibio cuerpo entre sus piernas y…otra cosa.

Que poca resistencia tenían algunos ¿eh?. Además este no podía ser más obvio.
-¡Oh! ¿Qué es eso Ai-kun?
El muchacho se echó hacia atrás y le dio la espalda de inmediato.
-¡Gomenasai!
-¿Tanto así me deseas? Eres un chico sucio.
-¡N…No! ¡Yo sólo…yo sólo…Gomenasai! Yo… Creo que mejor me voy.
-Está bien. No tienes porque hacerlo. Por lo que vi está gustándote mi premio. Vuelve aquí.
-Pe…pero…
-Puedes tener más si lo deseas~ -añadió mientras deslizaba sus dedos por su muslo y se levantaba la falda un poco más.
¿Saben? ¡Esto era realmente excitante! ¡Lo estaba disfrutando mucho!
-Yo…Yo…-balbuceó el chico cubriéndose el rostro con ambas manos en medio de sus temblores.
-Te estoy esperando~

Y al final siempre sucumbía. Se dio la vuelta intentando cubrirse cierta cosa con la chaqueta.
-Así me gusta, ven aquí.
Nunca había entendido a Takahashi Ai. Desde ese día, cuando iban en primaria y el chico se le había acercado después de las clases para entregarle ese dibujo horripilante.
-¿Qué es esto? –le preguntó con extrañeza.
-Es un retrato tuyo.-le contestó el sin mirarla a la cara debido a la vergüenza, en ese tiempo ya oculto detrás de ese cabello y esas gafotas.

Ahora que lo pensaba, el chico no había cambiado ni un poco desde ese día; seguía igual de feo y estúpido.
-¿Un retrato de Reina? ¡Ja! ¡No me hagas reír! Eso se parece más a mi abuelita ¡no! A mi perro que a mí.

Y se lo había lanzado a la cara hecho pedacitos.
Esa había sido la primera vez que lo vio llorar, y la verdad era un recuerdo bastante desagradable.
-Ta…Ta…Tana…Tanaka-san.- aquella fina y delgada voz de niño volvió a atormentarla.
-¿Qué quieres?- le contestó de mal humor. Como iba dos cursos más arriba el chico esperaba todos los días después de clases para ir a acosarla.- No te he dado permiso para dirigirme la palabra.
-Yo…lo siento mucho.

Siempre disculpándose. Al parecer era lo único que sabia hacer bien.
-¿Qué querías decirme, Takahashi?
-Yo...creo que me gustaría ver a tu padre.
-¿Qué? ¿A mi Papá? ¿Y para qué?
-Quería pedirle si…si… me dejaba casarme contigo.

¡Esas estúpidas palabras! ¡¿Qué acaso el idiota no tenia dignidad?!
Y esa había sido la primera vez que lo había golpeado por haberla dejado en vergüenza en frente de todos sus amigos. Las gafas volaron y el rostro del niñito tocó el suelo.

-¡Ni en un millón de años Reina se casaría contigo, perdedor!
Ahora, 10 años después, con el mismo cabello, los mismos ojos, el mismo temblor, la misma devoción...volvió a sentir el mismo malestar que la invadía cada vez que lo veía. Siempre le pasaba, el sólo recuerdo de esas patéticas escenas no hacia más que arruinarle el humor. Si, ya había jugado demasiado con él, tanto que hasta se estaba poniendo nostálgica. Debía acabar con esto de una vez.
-¿Tanaka-sama?

El ronco sonido de su voz la sacó de su abstracción. Debía controlarse un rato más. Faltaba poco para el clímax.
-Disculpa, estaba recordando viejos tiempos. –se explicó y volvió a atraerlo jalándolo de la corbata.

La respiración del chico se volvió entrecortada y su fragancia invadió el olfato de Reina…Otra cosa que seguía igual.
-Nee Ai-kun.-pronunció acercando su boca hasta el rostro del chico y rozaba sus sonrojadas mejillas con sus labios.
-Ha…Ha…¿Hai?
-¿Me amas? -le preguntó mientras sus labios seguían el camino en dirección a su oreja.
-A...¿Ah?
No necesitaba mirarlo para saber que estaba colorado como un tomate.
-Contéstame. ¿Me amas?

No obtuvo respuesta. Separó los labios cuando llegó al lóbulo de su oreja y lo acarició con su cálido aliento. El chico se estremeció contra su cuerpo y dejó escapar un quejido de placer. En esta situación la mayoría de los hombres responderían a su pregunta con un si, en especial los que eran como este.
-Yo…yo…yo…

Su olor, sus temblores, sus tartamudeos ¡todo en él era molesto!
Y ahora Reina volvía a comprobar que tenía toda la razón acerca de él; era una persona tan cobarde que ni siquiera tenia el valor para hablar claramente acerca de sus sentimientos. En estos 10 años que los conocía él nunca le dijo a la cara que le gustaba, las indirectas habían sido su única herramienta cobarde. Otro motivo más para odiarlo.
Separó los dientes y cerró con fuerza.

-¡Ahhhhhhh! -gimió el muchacho cuando sintió unos afilados caninos clavársele en la oreja.
Era tan estúpido, aburrido y necio.
Lo mordió con más fuerza.
-¡Ahhhhhhhhhhhh!
Tan imbécil, cabeza dura e ingenuo.
Le hundió sus dientes más y más mientras le clavaba sus uñas en el cuello.
¡Lo detestaba desde lo más profundo de su ser!
-¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Apretó y apretó hasta que el sabor de la sangre se escurrió hasta su boca. Lo apartó de ella de un empujón.
Sus miradas se encontraron nuevamente, bueno, casi, el chico tenía los ojos cerrados por el dolor y se había llevado una mano a la oreja.
Patético.
¡SLAP!. Le dio una bofetada. ¡SLAP!. Le dio otra.

-¡¿Acaso creías que Reina-sama iba a dejar que un perdedor como tú la tocara?!
Se bajó del pupitre y le lanzó un codazo en la parte baja del estomago.
-¡Pervertido!

Y luego una patada en la entrepierna. El muchacho cayó al suelo pesadamente gimoteando de dolor.

-¡¿Creías que tendrías un premio?! -le gritó limpiándose el hilillo de sangre que se deslizaba por su boca.- ¡Pues sólo el hecho de dirigirme la palabra es un privilegio! ¡Idiota!
Lo pateó en la columna con fuerza.
-Ah.-siempre soltaba esos gritos sordos que le daban más ganas de hacerlo gritar.
-¡Eres tan idiota que te creíste el cuento de que te veías bien sin las gafas! ¡Tonto! ¡La gente fea y desabrida como tú jamás será linda!
-Ah.
-¡Ni siquiera sabes gritar como un hombre! ¡Grita!
-Ah.
-¡GRITA!

Lo siguió llenando de patadas y golpes hasta que una mano temblorosa se aferró de su tobillo.
-¡Suéltame! ¡¿Qué crees que haces?! ¡Quítame tu inmunda mano de encima!
Sacudió el pie, pero el chico la tenia sujeta con fuerza.
-¡Suéltame Baka!
-¡Gomenasai! –exclamó el muchacho en medio de tosidos e hipidos.- ¡Gomenasai!
-¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿Qué acaso eres tonto, suelt---
-¡Si te amo! -soltó entre un escupitajo de sangre.- ¡I…Igual que el primer día!

Aquella fue la gota que rebalsó el vaso.
Tomó impulso con su otro pie y…
¡PAF! ¡PAF! ¡PAF!
Le dio con la bota en el rostro hasta que la soltó y se quedó inmóvil.
Odiaba a los mentirosos y este era sin duda el peor de todos.

-¡Tanaka-sama! -gritaron sus secuaces al unísono al verla salir con la boca cubierta de sangre.
-No se preocupen, estoy bien.
-¿Qué quiere que hagamos?

Reina se volvió un segundo. El insecto había conseguido ponerse de rodillas a duras penas y ahora se sujetaba de la pata de un pupitre para ponerse de pie.
-Déjenlo inconsciente -contesto con naturalidad.- Intentó a abusar de mi.
Y luego de escuchar el fuerte y claro “¡hai!” se encaminó hasta el baño para lavarse la boca sin olvidar de llevar consigo el frasquito de esmalte. Ese estúpido de Takahashi siempre le arruinaba las uñas.
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-¡Oh! ¡¿Es eso cierto, Kamei-sama?!
-Por supuesto señora Michishige.-contestó con una radiante sonrisa.- Prometo proteger a su hija con mi vida.
-¡Ay que hombre tan caballero! -la mujer exclamó de gusto y se tomó las mejillas con emoción, mientras Sayu no sabia donde esconder la cara por la vergüenza.

Ya eran cerca de las 8 de la noche y no había conseguido sacar ni a Koharu, ni a Jun, ni a Eric de su casa.
Después de que los tres, más bien Koharu y Eric, se ofrecieran para ir a dejarlas a ella y a Airi hasta su casa, se le había ocurrido invitarlos a pasar un rato y después de eso no los pudo sacar más.

Más tarde llegó su madre del trabajo y ahora no dejaban de hacer vida social con ella. Sayu comenzaba a sospechar que todo esto era parte de un plan malévolo de los tres para convencer a su madre para que esta la convenciera a ella de no cambiarse de instituto. Los tres o mejor dicho dos -Jun participaba sólo de presencia- se estaban esforzando mucho en explicarle todo a la mujer y hacerla entender que no tenía ni un rasguño. Bueno, eso último no era del todo cierto, pero Sayu no dijo nada. Verlos explayarse y lanzar argumentos con tanta pasión de alguna forma la estaba haciendo convencerse de que no podía marcharse de Haromoni@. No, no ahora que los tenia a ellos.

-Tengo una prima.-le contó Eric a su madre.- Su nombre es Chisato y va en el mismo curso de Airi-chan. Ella es mi vigilante.
-Koharu se ofrece a recogerlas y traerlas todos los días en su limusina.
-Todos nos ofrecemos. En caso de que Koharu no pueda lo hago yo o Jun. Le prometo que todos los días verá a sus hijas alegres y contentas. No dejaremos que les toquen ni un pelo.-concluyó el chico con ímpetu.

Y su madre, que por ser madre soltera padecía de la grave enfermedad de dejarse seducir por los hombres apuestos y sus billeteras, no se hizo de rogar y terminó aceptando. Aunque tampoco era como que hubiera tenido muchas ganas de sacarla del colegio. En cuanto le contaron todo lo único que había hecho era regañarla por meterse donde nadie la llamaba, escalofriantemente parecido a lo que le había dicho el pesado de Niigaki en la sala de recreación estudiantil.

En fin, al final con una sonrisa de oreja a oreja, su madre exclamó con emoción:
-¡Ay chicos, Si Sayu y Airi están con ustedes me siento completamente tranquila!
Fin de la historia. Seguiría asistiendo a Haromoni@ y para su sorpresa eso la ponía enormemente feliz.

¿Seria a causa de Eric-kun? ¡Claro! Y tambien de Jun, de Koharu, incluso hasta de Takahashi-san y…bueno, del descerebrado de Gaki no, pero igual estaba feliz de quedarse aunque tuviera que verle la cara todos los días.

A pesar del sufrimiento que le había tocado experimentar ese día, gracias a ello había descubierto personas maravillosas y desinteresadas que se ofrecían a protegerla incluso con su vida. ¿No era la chica más afortunada del mundo? Y todo gracias a su sex appeal.

-¡¿Y bien chicos?! ¿Quieren quedarse a cenar?
-Será un placer.-habló Jun.
-Me complacería mucho -fue la varonil y caballerosa respuesta de su Príncipe.
-¡Hai! ¡Koharu se muere de hambre! -y esa fue la vulgar e escandalosa respuesta de Koharu, pero ¿Qué importaba? Ya le había tomado cariño.

La cena se desarrolló con tranquilidad o algo así. La verdad a Sayu no le impresionó que su madre comenzara a preguntar los nombres de todo el árbol familiar de sus invitados. La mujer estaba realmente fascinada rodeada de tanta gente rica y reconocida en el país.

-¿Entonces tu tatarabuelo comenzó con el negocio de los restaurantes, Jun-sama?
Gracias a la plática Sayu también se había enterado de varias cosas, como por ejemplo, de que la familia de Jun eran los propietarios de una lujosa cadena de restaurantes de comida tradicional China que hace poco se había instalado en Tokio.

También supo que la familia de Koharu se dedicaba a la elaboración de seda sintética y natural, y también tenia gran participación en el mercado de las pieles de animales, aunque ella aclaró que no estaba de acuerdo con esta última.

Y Kamei Eric, bueno, la marca de ropa era famosa y Sayu entre que se sorprendió y no se sorprendió de que su Madre conociera detalles inéditos de la familia del chico tortuga.

-Le prometo algún día invitarla a usted y a sus hijas al zoológico de mi familia y---
El sonido de su celular con la canción ahora de “Las Tortugas Ninjas” lo interrumpió.
-Disculpe. En seguida lo apago.
-¡Oh no! ¿Cómo se le ocurre Kamei-sama?, conteste por favor.
-Muchísimas Gracias. Con su permiso.

Se puso de pie mientras la Señora Michishige sonreía como una colegiala, y Sayu temió que hubiera bebido demasiado vino. Si incluso les había ofrecido de beber a ella, cuando nunca ¡nunca! Les había dejado a ella y a Airi tocar una botella de alcohol.

-No gracias, soy menor de edad.-se había excusado Eric cuando le ofreció a él. En ese momento Sayu había querido esconder la cabeza en algún lugar ¡su Madre podía ser tan inoportuna cuando quería!

Lo más sorprendente era que Jun le aceptó una copa, aunque después de verlo fumando todo el día no era tan inimaginable. Después de eso fue cuando su madre se puso a comentar de que como Jun-sama era un heredero de un restaurante famoso debía tener gustos refinados y conocer toda clase de licores finos…

Y después no la escuchó más porque se puso a admirar las partes traseras de Eric-kun y…
Se escuchó un ruido seco cuando un objeto golpeó la alfombra. Todos se volvieron hacia Eric, había dejado caer su celular.

-¿Sucede algo, Kamei-sama? -preguntó la dueña de casa.
El chico se volteó hacia ellos blanco como el papel.
-Ai-chan está en el hospital.

7 comentarios:

Patii_kawaii dijo...

aaaaaaaa aichan esta en el hospital nooooo amo al chico tortuga *_____* reina es una sadica >.< kiere violar a aichan ¬¬

Anónimo dijo...

Gab98

awww mi ai-chan kun!!!! yo te amaree ven conmigo amor!!! XD hahahhaa te odio tanaka!!!!! ¬¬

continua, amo este fic *.*

パオラ dijo...

Me enamore de Jun sama es tan uff...tan sofisticado...!!!! como me gustan jeje.!!! eric muy lindo...no puedo creer que Ai sea tan idiotaa...!!! y Reina...uff es raro pero ni asi la odio..!!! hehe xD...!!! Yo sabia que gaki no era malo...solo idiota...pero no malo..!!! (L) hehe

CONTI...DEMASIADO BNO..!!!

kari de kamei dijo...

odio a reina!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

dios >o< me kae tan mal, x q aichan x q no db dejar q le agan eso
x sierto has creado al hombre mas perfecto del mundo kamei-sama!!!

ahora jijiji aremos un club de fans de el chiko tortuga!!!

Tami_Ai dijo...

Siiiiiiiiiiiiiiiii Chiko Tortuga!!! viva! Yo me uno!! un club Ay dios lo ame!!!!
por favor ya dejen a Ai t_t
y gakii menzo defiendelo casate con Ai !
jojojojujui todos Quiero eso (ss kisas)
wiwiwi Tanaka ...ash la odio *Sacrifiqenla*
*sacrifikenla* en el fic osbio xDDDD
xDDD
y espero un mejor futuro para Ai ♥

kari de kamei dijo...

reina a sacrificio!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Michi.Pinku! dijo...

seem yo quiero un chico tortuga ;_; ...
por un raro motivo ME GUSTA REINA X'DDDD!
será que me gusta la relación sadomasoquista de
Reina y Ai-kun X'D
siguee :D

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