yo soy ai

A Walk in Dreamland (One shot)

Clasificación: R-16
Comentario de la autora: Este one-shot lo escribí para el cumpleaños de Reina, pero hasta el día de hoy no me había atrevido a subirlo. Espero que les guste!!


Muchas veces me he preguntado porque la vida nunca puede ser como nosotros deseamos. Sin embargo, he llegado a la conclusión que si la vida fuera perfecta, ¿no creen que sería horriblemente aburrida?
Por eso es que existen los sueños…para transportarnos a mundos inalcanzables donde, tal vez, nos gustaría haber nacido o hacer cosas que probablemente no nos atreveríamos ni a concebir en la realidad…
-¡Princesa! ¡Princesa! ¡Despierte! ¡Ya es hora de ir a arreglarse!
Me desperté sobresaltada. Estaba tendida sobre el césped de mi jardín. Me pregunté con extrañeza en que momento había llegado hasta ahí.
-¡Princesa ¿me escuchó?! ¡Si no me acompaña para que las criadas se ocupen de usted estará retrasada! -me apremió mi doncella.- ¡¿Qué dirán los caballeros que con tanto esfuerzo viajaron para conocerla en persona?!
Me puse de pie y acompañe a la criada que iba ataviada con sus ropas de limpieza dentro del palacio.
Los pasillos, las habitaciones y los pisos estaban tan pulcros como pudieran imaginar y ese día los criados trabajaban con especial esmero.
-¿Esta ansiosa, no? –me preguntó la muchacha con una sonrisa picara que dejaba entrever sus puntiagudos dientes. Ese día ella también parecía más radiante que nunca-. Miles de hombres cruzaran todo el continente sólo para venir a verla a usted. Una flor en pleno esplendor.
¿Nerviosa? Yo no soy de ese tipo y lo sabes. O al menos, sabes que eso me gusta aparentar.
-Para nada. Soy una princesa. Me educaron para no sentir emoción ante estas pequeñeces.-le contesté con firmeza.
-Seria agradable que mantuviera esa misma actitud si el decrepito y horrible conde Tsunku terminara desposándola.
Fui y le pellizque la mejilla con fuerza a la chica que echó a correr en medio de carcajadas.
El sonido de su risa era agradable…pensé…y colmaba el ambiente de una sensación de felicidad inapagable.
Me gustaba aquella sensación…
Salí corriendo tras ella hasta que ella se estrelló violentamente contra otra persona y los dos cayeron al suelo.
-Hahahahaha -reí con ganas-. ¡Tortuga baka!
-¡Se…señorita Eri! –exclamó el joven miembro de la guardia real al encontrarse con la chica encima de él.
-¡Joven Gaki! –al reconocerlo ella se puso toda nerviosa y colorada-.¡Go…gomenasai!
Levanté una ceja de manera sospechosa al ver como se seguían viendo sin ninguno hacer un esfuerzo para quitarse de su incomoda posición.
-¿E…está usted bien?
Mi criada asintió con ganas pero no se movió.
-Eri -la llamé, pero ni me prestó atención-. ¡Eri!
-Parece que su majestad la necesita.-le informó el chico sin dejar de mirarla a los ojos. Parecía embelesado.
-¡Oh! ¡Ah! ¡Claro!
Recién pareció percatarse de que todavía estaba ahí  y se apresuró a ponerse de pie.
-¡Nos vemos después Joven Gaki!
-Ah…etto…¡espere por favor!
El chico se levantó también. Estaba temblando y no se atrevía a mirarnos a la cara. Estaba rojo como un tomate.
Me sentí como violinista en medio de una serenata. ¡No tenia idea de que a Eri le gustara coquetear con los jóvenes del palacio!
-Me…me preguntaba si…si –comenzó el chico jugueteando con sus deditos.- Esta tarde le gustaría…si es que tiene tiempo y si usted quiere…¿salir a dar una vuelta conmigo?
Me cubrí la boca de la impresión y por la cara que puso Eri creí que se iba a poner  a llorar de la alegría.
-¡Claro que si, joven Gaki! ¡Cuando usted quiera!
Me acerqué y le di un suave codazo en las costillas ¿Cómo podía ser tan obvia? ¡Algo de dignidad por favor!
Pero al guardia ese no pareció importarle porque esbozo una radiante sonrisa.
-Nos vemos más tarde entonces. A..dios -hizo una reverencia-. Majestad, Señorita Eri.
-Bye bye -lo despidió Eri con el rostro más bobo y ridículo que le hubiera visto, y aquello en Eri es mucho decir.
-Uyy, Joven Gaki ~~Joven Gaki~~ -la molesté y me reí en su cara. No podía imaginarse lo ridícula que acababa de ser.
-¡Déjeme! –se quejo todas estas veces con las mejillas mas coloradas que las manzanas de mi jardín, pero yo insistí y le hice cosquillas.
-¡Eri y el joven Gaki están sentados en un árbol haciéndose cariñito~! ¡jajajaja ridícula, te hubieras visto!
-Ríase nada más. –me dijo con tono orgulloso-. Usted sabe que soy muy afortunada de tener un pretendiente lindo y sincero.
La miré ceñuda. ¿A que se refería con eso?
-Eri es pobre y jamás podrá tener un conde. Pero con un marido que me ame es suficiente para mí.
-Jajajaja pero es un pobre diablo ¿no te iras a casar con él, no?
-Pues espero que si. ¡Es tan guapo y caballeroso! ¡Casi como un príncipe de cuentos!
-¡No es cierto! –me apresuré a reclamarle-. Los príncipes de cuentos no son tan debiluchos, enanos ni tímidos como ese. Un príncipe de cuento debe tener estatura, personalidad y un hermoso caballo blanco.-le expliqué con los ojos brillosos.
-Ajá -asintió aguantándose la risa-. Y ese es el espécimen que espere que la corteje hoy día ¿no?
-¡Pues claro!
Mi criada y mejor amiga me miró con ternura y me colocó una mano sobre el hombro.
-Si es así, es mejor que se vaya a dormir. A ese sólo lo encontrara en sueños.
-¡Oye! -me enfadé y le aparte la mano de un golpe.-¡No seas tan mala conmigo!
-¿Quién fue mala primero?
Le saqué la lengua y me crucé orgullosamente de brazos.
-¡Vamos princesa! ¡Apresúrese o la bruja me despellejara!
Me tomó de la mano y me llevó escaleras arriba, hasta mi habitación.

-¡Te demoraste un montón en traerla, Eri! -le reclamó la bruja de Sayu cuando llegamos.
-¡Lo siento muchísimo! Nos quedamos jugando.-explico con rostro inocente y luego me cerró un ojo con picardía.
-Ya no importa ¡Venga aquí princesa!
Me acerqué y me desplomé sobre el sillón de cuero frente al enorme espejo. Las criadas me rodearon de inmediato y comenzaron a hacerme cosas en el cabello, las uñas y el rostro.
Era una rutina francamente aburrida, sin embargo, las muecas graciosas que me hacia Eri a través del espejo no hacían más que divertirme y hacerme explotar en carcajadas. Gracias a esto la amargada de Sayu, mi estilista,  me llamó la atención un par de veces amenazándome con que estaría fea y nadie querría elegirme como esposa.
Matrimonio…¿estaba realmente preparada para él?
Ya tenia 20, prácticamente 21, una edad bastante apropiada para contraer nupcias, sin embargo, nunca había pensado realmente al respecto.
Supongo que estuve demasiado tiempo ocupada viviendo como una princesa…sin preocupaciones, deberes ni responsabilidades. Sin embargo, casarme y ser una buena esposa seria, sin duda alguna, la más importante de ellas.
-¿Supieron? -comenzó a decir Linlin, una de las criadas mientras me encrespaba el pelo con unos tubos, -Anoche robaron los pendientes de rubí de la mansión de los Kusumi, dicen que es obra del voleur singe. Los rumores dicen que hace una semana anda rondando esta ciudad.
-¡¿No?! -exclamó Sayu soltando la peineta y tomándose la cara de forma empalagosa.- ¡Hasta que por fin vino por mi!
-¿Volua singua? –intenté pronunciar lo que me criada había dicho, al parecer en ruso.
Sayu me miró espantada.
-¡Que vergüenza, Princesa! ¡Hable correctamente! ¿Qué dirán sus pretendientes si escuchan ese francés tan pobre?
Ah si, francés, ruso…la misma cosa.
-Pues a ellos no les interesa que sepa hablar.-me defendió Eri con entusiasmo-. Sólo debe ser bonita y la princesa rebosa de belleza.
Reí con gusto. A pesar de ser mi doncella Eri era como una hermana para mí. Esperaba que cuando me casara viniera conmigo. A lo mejor Sayu también, si el marido era feo como Tsunku, feliz le entregaba a esa bruja como anzuelo.
-Si es por belleza, de seguro me erigirían a mí -se pavoneó Sayumi con presunción  y volvió su tarea con la peineta-. Aunque nadie necesita a esos condes feos y aburridos. Con un hombre como el Voleur Singe me conformaría ¡no! Más que eso. Sería enormemente feliz.
-Ni siquiera conoces su cara, Sayu.-le dijo Eri en un tono de reproche-. Además él es un mal hombre. Imagínate y se apareciera por aquí esta noche.
Todas las criadas dejaron lo que estaban haciendo para lanzar un suspiro de pánico, el de Sayu fue de placer.
-¡¿Te imaginas Eririn?!¡Me muero!
-Oigan.-les llamé la atención con evidente molestia.- ¿Quién rayos es ese volá sin ga o como se diga del que tanto hablan?
-¡Es  Voleur Singe Princesa!
-Si, si, eso, como sea. ¿Quién rayos es?
-¡¿Cómo no lo sabe?! ¡Qué ignorante!
Esa Sayu nunca me había caído muy bien que digamos…tenia una lengua agridulce que muchas veces me sacaba de quicio.
-Es un ladrón, princesa.-me explicó Eri con amabilidad-.  Comenzó a ejercer su profesión desde los barrios menos acaudalados hasta atacar incluso palacios. Usa un antifaz de color negro y nadie ha podido ver su rostro jamás. Lo único que han podido ver las personas son sus ojos.
-¡Y vaya que par de ojos!  ¡Ya los imagino! –exclamó la simplona de Sayu-. Estoy segura de que es un as en la cama.
-¡Sayu!
Todas las damas que ocupaban la estancia enrojecieron. Incluida yo misma. ¿De que tipo de cosas hablaba esta mujer?
-¿Qué no han escuchado los comentarios acerca de su silueta? Se nota que es un hombre vigoroso y lo más importante: es muy ágil. Como un primate.
-Claro,  es un vil mono ladrón.
-Eso es lo de menos. De hecho, me parece perfecto. Es rico sin la necesidad de ser un duque aburrido.
En eso tenia razón, pensé. A lo mejor seria interesante conocer a un hombre como ese. De seguro tenia muchas historias interesantes que contar.
* * *
Pasada una hora no volví a acordarme de él.
Ya no faltaba nada para que ingresara al salón escoltada por mi padre. La verdad debía admitir que ahora que faltaba tan poco los nervios me carcomían.
Desfilar frente a una veintena o tal vez, centenar de hombres desconocidos que buscaban  llevarme al altar y aun peor ¡la cama! Realmente me ponía los pelos de punta.
Deje escapar todo el aire de mis pulmones.
-Aquí tienes, hija.
La ronca y amable voz de mi padre me sacó de mis horribles cavilaciones. Esa noche el también se había arreglado con sus mejores trajes. El azul, pensé, era un color que le favorecía mucho.
Me fijé en sus manos grandes y gentiles con las que siempre había jugado en mi niñez. Me gustaban mucho porque cuando pequeña tenía la impresión de que eran tan grandes como las de un oso. Pero, eso no importa ahora ¿no?  en sus manos me extendió dos cajas cubiertas de terciopelo. Una era larga y rectangular y la otra pequeña y cuadrada.
-Esto es para que no te sientas intimidada. –me explicó mientras abría la rectangular. Dentro había un par de antifaces de tela brillante y rosada.- Como regla, todos los invitados llevan uno.
Recién me venia a enterar que era un baile de mascaras. Pero si era así ¿como podría elegir al que mas me gustara?
-No me interesa que te cases con un hombre apuesto.-me dijo al notar mi expresión de duda.- Lo importante es el interior.
Una frase bastante cliché y cursi, ¿no creen?
Sin embargo, el estar enmascarados era sin duda más emocionante.
-¿me ayudas a ponérmelo?-le pregunte con una tímida sonrisa y el asintió.
-Lo segundo.-prosiguió mientras abría la otra caja-. Son las joyas de la bisabuela.
¡Dios mío! ¡Era el juego de joyas  más bonito que mis ojos hubieran visto! ¡¿Era para mi?!
-Ella las recibió el día de su vigésimo primer cumpleaños. Su deseo era que su bisnieta la luciera el día de su boda.
-¿Boda?
-Aun falta un poco para eso. Además, sorprenderás a tu enamorado y a todo el reino.
-Tienes razón. Arigatou Otou-san. Me encanta.
Nos dimos un cálido abrazo.
-Te amo, hija.
-Yo también.-le confirmé como me gustaba hacerlo.
Luego de colocarme el collar y los aretes, nos separamos y tomándome gentilmente de la mano me condujo hasta las puertas del salón.
Unos emperifollados guardias nos abrieron y la intensa luz reflejada en las copas me cegó.
Había llegado mi hora.
Mi pequeña  hermana Aika se nos unió en cuanto nos vio entrar. Mi hermana era unos 3 años menor que yo y la adoraba con locura. Gracias a ella y a Eri mis tardes en el palacio nunca habían sido aburridas. Imágenes de las tres corriendo por el prado del jardín y riendo a carcajadas aparecieron ante mis ojos…
-Onee-chan -Aika me sacudió por los hombros con delicadeza-.Onee-chan despierta.
Es cierto, me estoy dejando llevar mucho por tonterías ridículas…¡debía prestar atención!
El conjunto de músicos comenzaron a hacer sonar sus violines en una de esas clásicas melodías palaciegas. Instantáneamente  todos los invitados se inclinaron en una reverencia, sin excepción.
Me preocupe de mantener la barbilla en alto al momento que mi padre daba la bienvenida a la fiesta a los invitados. Mis rodillas temblaban bajo mi vestido. ¡Aquel lugar estaba repleto de gente! ¡y hombres!
Luego de terminar con los agradecimientos y todas esas cosas propias de la formalidad, mi padre dio comienzo a la fiesta propiamente tal. Al poco rato, me llené de invitaciones para bailar.
La cantidad de hombres presentes era impresionante, algunos eran altos y robustos, unos más bien delgados y otros más pequeños y regordetes; por supuesto a estos últimos ni los miré. Ya era lo bastante pequeña como para encontrarme a uno peor que yo para que fuera el hazmerreir del reino.
-No, no eres mi tipo, lo siento mucho.-le dije al pequeñito con la mejor de mis sonrisas y el pobre tipo salió corriendo muerto de la vergüenza.
A lo mejor ahora el terminaría siendo el hazmerreir del reino, pero era mi reputación o la de él. Además, admitamos, no se veía lo suficientemente capaz como para una mujer como yo.
-¿Princesa?
Una ronca y varonil voz me llamó por la espalda y me giré sobre mis talones con gusto. Un hombre alto y con el cabello recogido en una cola me ofrecía su mano enguantada. ¡¿Era un militar?!
Vestía completamente de verde.
Me apresuré a ofrecerle mi mano sin evitar que temblara un poco. El me la besó con delicadeza y caballerosidad sin apartarme su penetrante mirada. Me quedé sin palabras. Era lo que estaba esperando, un hombre alto y atractivo.
-Mi nombre es Jun. Soy un recién llegado por estas tierras. Acabo de llegar de la guerra.
Intente imaginarme en como se vería sin esa mascara blanca con brillantes y me emocioné. ¡Esperaba que me invitara a bailar!
-¿Le  gustaría bailar esta pieza conmi…
Eso era lo que estaba acabando de preguntarme cuando la voz de mi padre me distrajo.
-Hija …ven aquí un momento.
Me volví con molestia ¡por favor! ¡Era lo mejor que había visto en toda la noche! ¡¿por que se lo arruinaba?
-Discúlpame.-le dije a mi soldado sintiéndolo en el alma, el sólo sonrió con amargura.
-¿Qué hacías con ese soldado extranjero? –me preguntó de inmediato mi padre.- ¿viste sus ropas? De seguro es un rebelde. No se como se coló aquí.
-Entonces ¿no me puede gustar él?
-No. ¡Imagínate! A pesar de que conozco a la mayoría de los presentes, no puedo asegurarte que no hayan invitados indeseados. Después de todo, mi preciosa hija es heredera de una enorme fortuna y vendrán malintencionados que buscan eso y no tu cariño.
Miré al horrible desfile de hombres bajitos, demasiado musculosos o presuntuosos….Moría de ganas de decirle que mi herencia era quizás la única razón de la presencia de aquellos hombres.
-Mira hija, ahí viene Tsunku, ve a saludarlo…
Al ver la horrible cabeza color paja de esa momia pervertida y babosa, mis piernas se movieron por si solas en el sentido contrario.
¡No! ¡Aunque el fuera el único interesado en ella  y no en su dinero no se casaría con eso mientras estuviera viva! ¡Nunca!
-¿Hija? ¿Dónde vas? ¡Hija!
No escuché a mi padre o eso fingí. ¡Volvería a por mi soldado!
Esquivé a varios chicos que querían hablarme y  busqué el uniforme verde con desesperación. Tal vez, sus ideas iban en contra de las de mi  progenitor, pero era el único que parecía realmente valer la pena. A l menos, eso me habían dicho sus ojos astutos. ¡Existía una gran posibilidad de que no fuera un idiota y…
Me quedé tiesa…
¡¿Qué hacia Sayu ahí envuelta del cuello de mi soldado?!
¡LADRONA!
Esto era realmente la gota que rebalsaba el vaso. Si ese hombre era rechazado por mí y a los 5 minutos ya estaba susurrando cosas al oído de mi sirvienta definitivamente no valía la pena.
Salí corriendo del salón y subí las escaleras hasta mi habitación. Eri debía estar ahí. ¡Necesitaba hablar con ella y pedirle consejo para elegir un hombre, después de todo ella tenia novio ¿no?!
Entré a mi alcoba que estaba sumida en la oscuridad y escuché un pequeño ruido. ¿Por qué Eri estaría ahí en penumbras?
Me apresure a prender la luz y…lo vi.
Un hombre vestido con un traje azul oscuro con celeste  y un sombrero de zorro, dejo caer de pronto mi joyero de entre sus manos  y este se estrelló contra el piso haciéndose añicos.
-¿Qui…quien eres tú? -balbuceé casi sin poder respirar. ¡¿Quién rayos era ese hombre y que hacia en mi habitación?!
El hombre se apresuro a esbozar una sonrisa y a quitarse el gorro con humildad. Su cabello era café claro y muy largo, por lo que lo llevaba recogido en una cola.
Lo observé con detenimiento y  espantada me percaté de que de su cinto colgaba una espada.
-Me temo que he sido descubierto en el acto, miladi.-contestó una firme y juvenil voz.
-¡¿Quién eres?! -repetí con asombro y con una creciente sensación de temor apoderándose de mi pecho-.¿Qué haces aquí?
-Bueno, estaba admirando sus joyas.-contestó dando unos pasos al frente. Noté que sus ojos me inspeccionaban y  retrocedí inmediatamente hasta quedar pegada a la pared. ¡¿Sería un ladrón?!
El continuó acercándoseme y creí ver como sus ojos resplandecieron antes de decirme: -Claro que no tenia ni la más remota idea de que la joya más valiosa de todas seria, en efecto, su dueña.
-¡No te acerques!-me apresuré a advertirle mirando a mi alrededor para ubicar algo con que poder defenderme-. ¡Llamaré a los guardias! Mi…mi doncella debe estar aquí, así que…que grito y viene en un segundo y te…
-Tranquila.-posó su dedo enguantado de blanco sobre sus labios y continuo acercándose sin hacerme el menor caso-. No hay por que estar asustada.
-n…¡NO ESTOY ASUSTADA!- me apresure a mentir-. ¡¿Por..por que habría de tenerte miedo?!
-Estoy de acuerdo. Como puede ver, soy totalmente inofensivo.
El hombre estuvo cada vez más  cerca de mí que pensé que me iba a atacar. Mis ojos no podían apartarse de la espada que colgaba de su cinto.
-¡Aléjate! ¡Te dije que no te acercaras!
-No voy a hacerte daño.
-¡¿Cómo que no?! ¡Intentabas robarme! ¡Te pillé en el acto!
-Bueno, no puedo negarlo.-confesó con un tono que no dejaba entrever pánico ni incomodidad, todo lo contrario. Rebosaba seguridad y hasta…resultaba seductor.
-¡Sucio ladrón!
El sujeto se detuvo cuando estuvo frente a mí y me tomo con firmeza de mis muñecas. Era pequeño, casi tanto como yo, sin embargo, su mirada tras el antifaz me inspiró mas temor que el que me pudiera inspirar cualquier musculoso de la fiesta de abajo.
-¡¿Cómo te atreves a ponerme las manos encima?! -me quejé intentando forcejear.- ¡quítamelas!
-Ladrón soy, pero sucio no. Hoy me preocupé especialmente de asearme antes de venir porque  supe que era el cumpleaños de una hermosa y finísima princesa que buscaba pretendiente.
-¡Suéltame o grito!
-Ya veo que era cierto sólo la parte de hermosa.
-¡¿Qué dijiste?!-le increpé con furia. Aparte de intentar atacarme, tenía el descaro de insultarme.
-Usted me faltó el respeto también ¿no lo cree justo?
¡¿Un ladrón venia a hablarme de respeto?! ¡Que demonios!
Le di una patada en la rodilla para sacármelo de encima.
El se sacudió soltando un grito de dolor y para mi gran satisfacción debió soltarme. Segura de mi victoria corrí hasta la puerta para escapar, pero no fui capaz de prever su agilidad. Cuando apenas di un paso el ya había llegado hasta la puerta.
-¿Dónde cree que va, miladi?
-¿Có…
El sujeto cerró la puerta y una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.  Sus dientes eran blancos y perfectos, y me percaté de que no parecía ser mucho mayor que yo.
-No habrá creído que era un ladrón ordinario ¿no? De lo contrario no me hubiera atrevido a robarle a su majestad.
-¡¿Tú…¿Qué eres?!-solté comenzando a sentir pánico.- ¡¿Quién rayos eres y porque cerraste la puerta?! ¡Déjame salir!
-Esas son bastantes preguntas, princesa. No le gustaría sentarse a tomar un té mientras conversamos ¿o mejor…- sus ojos volvieron a centellear-.… un trago?
-¡Déjate de bromas y déjame salir si no quieres que grite de verdad!
La expresión del hombre se volvió seria y no supe como avanzó y me cogió nuevamente de las muñecas.
Me quedé sin aliento cuando nuestras miradas se encontraron y nuestros alientos se mezclaron.
-Pues yo no estoy bromeando ¿y usted?
Sus ojos eran oscuros y profundos y tenían la forma de una par de avellanas, mientras que sus labios eran gruesos y provocadores.
No había sido capaz de percatarme antes, pero sus facciones parecían perfectas, al menos, las que yo veía. Era increíblemente guapo.
-Muy bien, veo que ya entendió.-dijo volviendo a sonreír y cogiéndome de la mano con delicadeza.-Conversemos un poco. Me gustaría hacerle saber que jamás me imagine que usted fuera una chica del tipo…¿Cómo es la palabra?
Me quedé muda. Por alguna razón aquella mirada me había dejado totalmente pasmada. Era tan profunda y provocadora como ninguna que hubiese visto antes.
En ese momento, recordé lo que había dicho Sayu en la tarde en esa misma habitación acerca del ladrón ese de la mirada profunda que estaba rondando la ciudad, ¿podría ser que fueran la misma persona?
-No importa, ya me acordaré. Tome asiento por favor. Esta es su habitación ¿no?
Obedecí sin dejar de mirar al hombre con hostilidad. ¿Quién demonios se creía que era?
Me senté en mi cama donde ese hombre me condujo. El lo hizo junto a mi sin dejar de sonreírme. No me quitaba los ojos de encima y eso me intimidaba profundamente.
No estaba demasiado acostumbrada a los hombres, pensé, menos a los ladrones ¿Qué debía hacer?
-Señorita ¿Alguna vez le habían dicho que es increíblemente hermosa?
Me quedé helada y el rubor se apresuro a subir por mis mejillas mientras mis ojos estudiaban su rostro. ¿Qué estaba planeando? ¿Por qué me miraba así?
Mi corazón se descontroló dentro de mi pecho.
- ¿Por qué se queda callada? No me vaya a decir enserio que nadie se lo había dicho.
-Mmm…-negué con la cabeza.- sólo mi padre y mis criadas.
Y Tsunku…pero con tan solo recordar su cara sentí deseos de vomitar.
-Pues acabo de descubrir que el mundo esta lleno de hombres ciegos y mentirosos. Una lastima ¿no cree?
-¿Qui…Quién rayos eres?-le contra-pregunté malhumorada. Era una actitud que solía adoptar cuando no deseaba demostrar mi debilidad, porque  estaba profundamente nerviosa.
-Ladrón. Pero no cualquiera. El mejor.
-Si, ya oí eso. Eres ese valua singula o no se que, ¿no?
El hombre arqueó sus cejas.
-No es mi intención parecer maleducado, pero déjeme preguntarle ¿Es usted realmente la princesa o tengo el placer de conocer a su criada?
Me apresuré a darla una bofetada que detuvo ágilmente.
-Tranquila. Error mío. Sólo me llamó la atención que su francés es realmente pobre.
-¡Si, eso ya lo se!-grité haciendo un puchero-. ¡Y no necesito que un ladronzuelo asqueroso me lo venga a decir!
-El hecho de ejercer esta profesión no me hace necesariamente un ignorante, miladi.
-Si, ya me di cuenta.-me paré de un salto con el corazón prácticamente saliéndoseme del pecho, ¿Quién se creía ese don nadie?-. ¡Devuélveme mis joyas y déjame ir!
-¿Por qué la prisa, Dama? Pensé que había aceptado compartir su tiempo conmigo.
-En ningún momento. ¡Sólo lárgate de aquí y déjame en paz!
-Oh, puedo ver que la dama es compasiva y me dejara escapar. Que noble de su parte no entregarme a los guardias.
-Lo haré solamente si te vas rápido.
-Puedo preguntar ¿Por qué se puso tan arisca de pronto?
¿Arisca? ¡Que descarado!
-¡No, no puedes  porque es obvio que no me caes bien!
-¿Ah no?
-No.
-Que lastima- el hombre bajo la cabeza en actitud derrotada.-Y yo que estaba tan emocionado de que me hubiera pillado infraganti.
-¿De que rayos hablas?
El ladrón levanto su mirada y me la clavó con calidez.
-He quedado absolutamente prendado de su belleza.
-¡¿Queeeee?! -exclame poniéndome colorada-. ¡¿Qué tonterías dices?! ¡Seducirme no te servirá! ¡Que truco mas bajo!
-Puede ser -admitió poniéndose de pie y tomándome sorpresivamente de la barbilla para hacer contacto visual.-Pero le aseguro que el 90% de las veces da resultado.
Un escalofrió recorrió mi espina dorsal. ¿Qué era esta sensación? ¿Por qué sentía como si mi corazón se me fuera a salir de mi pecho y me flaqueaban las rodillas por el solo contacto visual?
Su cálido aliento me rosó los labios y creí que me desmayaría.
¡Por favor! ¡Era bajito, delgado e insignificante! ¡Cualquiera de los hombres de abajo podría haberlo derribado fácilmente!
-Su…suéltame.-me apresure a decir y evité su anestesiante mirada.-Ya te dije que te largaras. ¡Vete rápido!
-Como la dama desee.- el hombre obedeció  y se alejó-. Bueno, espero que le haya agradado mi compañía.
-En lo absoluto, márchate ya.
-Esta bien, pero déjeme decirle que creo que he encontrado un botín mas interesante que las joyas así que volveré.-pronunció mientras me daba una descarada mirada de arriba abajo.- Nos veremos muy  pronto. Más de lo que imagina.
Se colocó su sombrero y en un abrir y cerrar de ojos se escabulló por la puerta de la habitación.
Me quedé parada sin saber que hacer. Mi habitación estaba hecha un desastre. Ese maldito había revuelto mis cajones ¡¿Por qué diablos le deje escapar?! Debería haber gritado y no dejar que hiciera lo que quiso conmigo.
Le di una patada a los trozos del joyero que se distribuían por el piso. En ese momento me di cuenta de que aparte de joyas, parte de mi ropa interior estaba esparcida por el piso…e iba siguiendo un camino hacia la puerta…justamente por donde ese criminal había salido.
¡O sea que también era un pervertido!
Salí rápidamente de la habitación dispuesta a ir a hablar con los guardias y acusar a ese…ese…degenerado, así que corrí escaleras abajo, volví al salón y busqué a mi padre.
-¡hija! ¿Dónde te habías metido? ¡Los muchachos me han preguntado por ti! ¡Tsunku también te estaba buscando!
-Papá, escúchame, hay un ladr---
-¿Majestades?
Una suave y familiar voz me detuvo.
-¿Interrumpo? -preguntó al momento en que mis ojos se posaron en él. Creí que me infartaría ¡¿Todavía estaba ahí?!
-En lo absoluto, duque. Le presento a mi hermosa hija.
Lo ojos del ladrón brillaron al recaer sobre mi.
Pero esperen ¡¿duque?!
-Ya nos conocimos.-le informó tan caballeroso y galante como siempre-. Fue un verdadero placer.
Para el habrá sido, ¡¿con que descaro se acercaba aquí después de lo que hizo y hablaba con la persona a la que le había robado?!
-Oh, ¿ya lo hicieron?-pregunto mi padre con inocencia-. Mira hija, este es el duque Hautpont. Su padre es un muy buen amigo mío.
Asentí comprensivamente sin dejar de asesinar a esa sabandija con la vista. ¡Que comenzara a implorar para que no lo delatara!
-Es un muy buen chico y su padre me hablo de lo interesado que estaba en conocerte y hablar contigo. ¿Por qué no dan una vuelta por los jardines para conversar un poco?
Miré al gozoso pervertido con una expresión llena de satisafccion.
-Será todo un placer, Papá. –le aseguré esbozando la sonrisa mas falsa que tenia y me apresuré a tomar al hombre de la mano y alejarlo de mi padre.
-¡¿Qué es eso de duque?! ¡¿Y que haces aquí todavía?!-lo increpe de inmediato.
No me contestó, siguió sonriendo mientras lo conducía entre la gente.
 Podía sentir las miradas de las personas volviéndose para vernos e intente parecer lo más natural posible para que dejaran de hacerlo, pero fue inútil, era la Reina de la noche y era inevitable no llamar la atención, más si iba acompañada de un chico tan guapo.
“¿y que me importa a mi?” me dije y seguí tironeándolo hasta que llegamos al jardín. Esa noche el lugar había sido decorado con guirnaldas, el  oscuro camino hacia la glorieta (quiosco) más cercana estaba rodeado por antorchas para hacerlo parecer más principesco. El lugar en si estaba hermosamente iluminado y cubierto de enredaderas. Lamentablemente  el lugar ya estaba tomado por una pareja que estaba abrazada bailando un lento  y  que me hiso sentir muy incomoda.
-¡¿E…ERI?! –chillé  al percatarme de que se trataba de mi criada y el guardia al que le había coqueteado esta misma tarde.
Los dos se separaron de un salto como si les hubiera caído un rayo y me miraron con terror.
-¡Princesa!
-¡Así que aquí estabas!- comencé a sacarle en cara-. ¡No sabes cuanto te necesité hace un momento! ¡y Tu…Tu…estabas jugando!
-¿Quién es él? –se apresuró a preguntarme sin prestarme atención, apuntando a mi acompañante.
-Su futuro esposo.-contestó él saliendo tras de mi con la mayor tranquilidad-.  Un placer, hermosa señorita.
Me quedé en blanco mientras el sinvergüenza besaba la mano de mi criada.
-¡¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?!-solté medio segundo atrasada.
-Aunque es una verdadera lastima.-agregó el sin apartar su atrayente  vista de Eri-. Que haya conocido a la Princesa primero que a usted, hermosa dama.
-¿Ah si?- balbuceó Eri totalmente embelesada.
-De haberlo sabido me hubiera pasado por su habitación antes.
-¡Oye! – le reclamé con indignación-. ¡¿Qué crees que haces?! ¡Aléjate de ella!
Pero el solo me ignoró sin dejar de sostenerle la mirada a ella como lo había hecho hace solo un rato conmigo.
-¿Señorita Eri? –llamó a su vez el guardia a su enamorada pero esta no reaccionaba, había quedado completamente prendada.-¡¿Señorita Eri?!
El ladrón dejo escapar una tentadora risita.
-Es mejor que la deje antes de que su enamorado y mi enamorada terminen odiándonos, miladi.
Soltó su mano y le sonrió, Eri exhaló un suspiro tonto.
Mientras que yo estaba ardiendo dispuesta a matar a los dos.
-Creo que me he enamorado -declaró Eri sujetándose las mejillas como una adolescente.
-¿No estará hablando enserio, señorita Eri? –el guardia estaba desconcertado.
-¿Podría saber cual es su nombre, joven?
-¡¿Señorita Eri?!-el chico agitó su mano enfrente de mi fascinada criada que parecía haber caído bajo alguna clase de hechizo. ¡Vamos! ¡No era para tanto tampoco!
-¿Mi nombre? –repitió el criminal con gracia-. Usted puede llamarme como desee.
-¡Romeo!
-¡Eri!-le grite con tono amenazador  y su “Romeo” se echó a reír con ganas.
¡Maldito! ¡Hasta su risa de idiota era encantadora!
¡Ahora si, definitivamente lo odiaba!
Mientras tanto el guardia de mi palacio parecía deprimido de tal manera que bajo la cabeza y se alejó arrastrando los pies.
-Creo que no tengo nada más que hacer aquí.
 ¡Pobrecito!¡De verdad quería a Eri!
¿Ahora por culpa de ese diablo iba a perderla?
Me acerque a él inseguro muchacho y le susurre al oído: ¡vamos, no seas cobarde y rétalo a un duelo!
-¿Duelo?-repitió atónito, así como si le hubiera dicho que lo matara.
-Claro.-le dije- Es un vil criminal de la peor calaña y tú eres un valeroso guardia de mi palacio. Además debes defender a Eri de sus garras.
-¿Está hablando de mi, mi querida princesa?
Sin que me diera ni cuenta  el sujeto se me acercó por la espalda.
-¡Waaa! ¡¿Cómo llegaste aquí?!
-Caminando, mi pequeña fiera indómita.
 -¡Cállate ¡ ¡y no soy indómita ni mucho menos tuya! –le reclamé dándole un empujón el cual solo sirvió para gastar mi energía y caer rendida nuevamente ante sus absorbentes ojos.
-Estoy seguro que decía maravillas sobre mí y lo que paso entre nosotros en su cuarto.-me acaricio el mentón con su dedo -. Mi corazón y mi cuerpo jamás serán capaces de olvidarlo.
Mi mandíbula se dislocó de manera exagerada.
-¡Princesa! -gritó Eri en estado de shock y su pareja se quedo sin habla.-¡Jamás lo creí de usted! ¡Aun es una niña!
Me aparte de él de un salto.
-¡Ma…Mátalo!- le ordené al guardia sin pensarlo dos veces.- ¡Castígalo por mentiroso!
-pe..pero…
-Oh.- un relámpago se cruzó por los ojos del maleante y llevo su mano hasta su cinto.- ¿Un duelo? ¡Que interesante! ¿Y por que sería?
-¡Por rufián, asqueroso, ladrón, pervertido, presumido, mentiroso, y porque me caes mal!
-Bueno, esas si que  son un montón de cosas. –se llevó una mano a los ojos con expresión lastimera-. Que manera de odiarme, cariño. ¿Cómo llevaremos un matrimonio en estas condiciones?
-¡También por acosarme, a mi y a mi criada que es novia de él!
-¡¿Novia?!-chillaron Eri y el guardia a la vez y sus caritas se cubrieron de rubor.
-Oh, ya veo, así que es una pelea pasional. Bueno, no me importa, pero ¿Cuál sería el premio?
-¡La muerte claro!
El guardia de Eri se puso pálido como la leche.
-¡¿Mu…Muerte?!
-Por supuesto. ¿Qué no eres un guardia y mas importante un hombre? ¡Acabalo por deshonrarme a mí y  a Eri!
-Pues yo no me siento deshonrada en lo absoluto.-dijo Eri exhalando un suspiro-. Por el contario. Me siento totalmente enamorada.
El ladrón se acerco a ella y la cogió de las manos.
-Me alegra escuchar eso, señorita. Repito, si tan solo la hubiera conocido unas horas antes.- le acaricio una mejilla con el guante y le aparto un rebelde mechón de la cara.- Maravillosa.
El sonido de una espada desenfundándose inundó el lugar.
-¡Suéltela!
El criminal rio con complacencia y se alejó de Eri.
-Que quede claro que solo lo hago porque usted desea conocer mi habilidad.-me dijo con una sonrisa seductora-. En ningún momento cruzo por mi mente cambiarla por esta bella dama.
-¡Cállate y pelea! –le grite dándole un empujón al guardia de Eri que temblaba de pies a cabeza.
-Con gusto, pero si yo gano, no sentiré ningún obstáculo en pedirla a usted como premio.
-¡¿ahhhh?! ¡¿de que diablos hablas?! ¡¿YO?!
-Un baile a la luz de las velas. Eso es lo único que humildemente le pido.
-JA ¿humildemente? ¡Siquiera conoces esa palabra! ¿Por que habría yo de bailar contigo teniendo tanto otro hombre para hacerlo?
-Mmm…veamos, primero que nada porque he sido el único que ha logrado cautivar su atención ¿o me equivoco?
Su sonrisa de príncipe salido de cuentos me hizo perder el control.
-Pues para tu información ¡Seré la más feliz de ver tu cadáver en el piso!
-Eso ya lo veremos –el ladrón-duque hizo una reverencia y saco se espada. Era larga y puntiaguda, tanto que parecía casi de juguete, pero estuve segura de que no lo era por el filo -. ¿Cuál es tu nombre, muchacho?
-Ni…Nigaki desu.-le contestó el otro asustado.
-¿Trabajas aquí?
Niigaki asintió con ganas.
-Desde pequeño.
-¿Quieres a esta señorita?-apuntó a Eri.
-¡Muchísimo!
-¿La amas?
-¡Con todo el corazón!
-¡Joven Gaki!-exclamó Eri sobrecogida por la emoción.-Habla…¿habla usted en serio?
Me preguntaba que tenía Eri en la cabeza. Cambiaba de gusto cada dos segundos, aunque debía admitir que para nadie podría pasar desapercibido ese ladrón arrogante e inescrupuloso. Era totalmente atrayente, en cada uno de los sentidos de la palabra.
-Pues entonces.- prosiguió el hombre-. Tendrás que morir por ella.
-¿Qué?
Creí perder la voz cuando el ladrón se lanzó contra Niigaki, quien apenas pudo reaccionar moviendo la espada. Se escuchó el sonido del metal cuando las espadas se chocaron. Eri soltó un grito.
-¡Joven Gaki!
-Buenos reflejos.- lo elogió el otro y se giro rápidamente para volver a golpear. Niigaki imito su acción de un rato y logro detenerlo.- Brazos firmes también. Oye ¿no quieres unirte a mi equipo? Te iría genial.
-¿De que habla? –preguntó Niigaki extrañado.
-Olvídalo.-negó con la cabeza-. Sólo demuéstrame que amas a tu chica.
Y de ahí e adelante el Ladrón no se contuvo, repitió su acción con su espada unas 5 veces mas, Niigaki lo esquivo retrocediendo, pero temí que se cansara y perdiera rapidez, cosa de la que parecía rebosar este desconocido.
De pronto y  tal como yo había predicho, el ladrón se deslizó  audazmente tras de Niigaki, quien apenas alcanzó a seguirlo con la vista.
-Se acabó amigo.-le dijo colocándole la punta de la espada tras la cabeza.- Lo siento mucho, pero soy un profesional y lamentablemente para ti, no me importa lo que tenga que hacer para obtener lo que quiero.
Mis rodillas se pusieron de mantequilla cuando sus ojos volvieron a cogerme con fuerza. Yo estaba aterrada.
-¡Joven Gaki!-exclamó la pobre  Eri al borde de las lágrimas y debo admitir que yo estaba en una situación similar. Ese tipo realmente era impresionante y yo lo sabía ¡¿Por qué permití que las cosas llegaran a este punto?!
-¿Quieres decirle algunas palabras a tu enamorada antes de que te corte la cabeza?
-¡No, Joven Gaki, Joven Gaki! –Eri corrió desesperada pero la detuve.
Gaki asintió con nerviosismo y fijo sus ojos llorosos en Eri.
-Que…que me gustaría haberme casado con ella. Yo…me gustaría haber sido el padre de sus hijos y darle un hogar. Ser capaz de….-su voz se quebró-. Despertar cada día a su lado y decirle lo mucho que la amo.
-¡Noooooooooooooooooooo! –Eri me dio un empujón y corrió hacia el-. ¡No lo mates por favor!
Se lanzó en los brazos del chico y lo abrazó con fuerza.
-¡Si vas a llevártelo, llévame a mi también!
Sin que apenas me diera cuenta un par de lágrimas resbalaron por mi rostro y debí cubrirme la cara para que no me vieran. Jamás creí ser testigo de una expresión de amor tan grande, yo…todo era culpa mía.
-¿Mi princesa?
Sentí su voz tan cerca que di un salto. ¡¿En que momento llego atrás de mi?!
Levanté la vista, Eri y Gaki estaban abrazándose en medio de llanto y jurándose amor eterno.
-Creo que deberíamos dejarles este lugar a ellos ¿no? -me preguntó mientras  se quitaba un guante y a continuación acercaba la yema de su dedo hasta mi mejilla y me secaba una lagrima.
-No…no me toques.-le ordene totalmente avergonzada. ¿Por qué tenia que ponerme a llorar y más encima en frente de él? ¡Lo detestaba!
-No puedo evitarlo- me contestó acariciándome con su mirada.
-¡Va…Vamos! -le ordené  quitándome el resto de las lagrimas y lo jalé del brazo. Pero antes de marcharme con el, me volvi -.¡Eri, no hagas nada precipitado!
Gaki y Eri que se estaban besando se separaron y nos vieron  felices.
-¡Y ya dejen de besarse!
Nos despidieron con la mano y me apresure a correr a la otra glorieta, una que estaba junto al lago.
Los patos danzaban sobre el agua en medio de sus “cuacs”. Concentre mi atención en ellos para no tener que mirar a mi acompañante que por segunda vez en la noche explotó en carcajadas.
-¡¿De que demonios te ríes?!-le grité con ira para ocultar mi vergüenza.
-Es la primera vez que soy secuestrado por una princesa.
-¿Ah? ¡Cierra la boca!
-Sólo contestaba a su pregunta.
Intente calmar mis nervios. ¡Por favor! Debía mantener la compostura. Si, era lo único que me quedaba.
Así que lo primero que hice fue acercarme y darle una sonora cachetada. Esta vez, no se si lo hizo apropósito o lo tomé desprevenido, pero no se defendió.
Alzo una mano para sobajearse la mejilla y me miró con una expresión inescrutable. No parecía enojado…
De hecho, podría jurar que me hizo un tierno mohín.
-¿Puedo preguntarle cual es el motivo del golpe?
-¡Me robaste y te metiste en mi ropa interior! ¡Además de ladrón eres un pervertido!
-No realmente. Solo estaba curioso de cómo seria la princesa.
-¿Ah?
-Cuando era pequeño mi padre me enseño que la ropa interior femenina es un reflejo del alma de su portadora. Mirando la de usted me pude dar cuenta de lo dulce que es.
Enrojecí completamente.
-¡¿Q…Qué estas diciendo?!
-La verdad. Soy muy sincero por si no se había dado cuenta.-me contestó con el pecho inflado de orgullo.
Era un estúpido engreído.
-Ya te dije que coquetearme ni elogiarme serviría conmigo. Además creía que estabas apurado en irte con mis joyas.
-Nunca dije eso.
Lo miré ceñuda.
-Verá, si una bella dama me pide que me vaya con tanto ahínco no puedo resistirme.
-En ese caso debiste marcharte de la fiesta.
-No sería educado con su señor padre que me invitó tan amablemente, además si no hubiera estado aquí la joven pareja de enamorados no se habría declarado su amor eterno y lo mas importante, como ya le dije antes, descubrí un tesoro mucho mas valioso que me gustaría robar –contestó y sin que pudiera percibirlo acerco su mano a mi oreja, me alejé inmediatamente. Sin embargo, eso tiempo fue suficiente para que apareciera uno de mis aretes en su mano.
-Co...¡¿Cómo hiciste eso?!
-Fácilmente. Solo que sus ojos son muy lentos y no puede percibir los movimientos de mis manos.
En un abrir y cerrar de ojos tenia su otro pendiente en mi mano.
-¿Ve?
-¡La…ladrón! ¡Devuélveme eso!
-Chst. No hay motivo para gritar ni para que se altere. Su padre puede regalarle otras joyas ¿no? Estas las guardare como un tesoro.
-¡Devuélvemelas!
El hombre hizo un hábil movimiento de manos y desparecieron.
-Quítemelas.-me desafío.
¡Vil rufián!
Me lancé sobre el y tire de su chaqueta sin pensar…
-¡Devuélvemelas! ¡Son el recuerdo de mi bisabuela!
A pesar de que su cuerpo era delgado, puedo asegurarles que no era para nada débil. Mientras mis manos recorrían su pecho y sus caderas pude percibir que bajo esas ropas se encontraba un cuerpo bien entrenado lo cual, dejando del lado el pudor y el recato, me excitó. A pesar de ser un ladrón y estarse burlándose de mí sentía la enorme curiosidad de estar cerca de él.
El chico empezó a reír mientras yo rebuscaba en sus bolsillos. ¡¿Porque se reía?!
No encontré nada, así que lo solté y me cruce de brazos.
-Deja de reírte-le ordené con tono de princesa mandando a su criado.
-Pero sus caricias fueron agradables, majestad. Que lastima que se detuviera.
-¡Cállate!
Me lancé a golpearlo pero me detuvo en el acto cogiendo una de mis manos. La tomó con delicadeza y la posó sobre su hombro. Y tomándome completamente desprevenida me atrajo por las caderas.
-Quiero mi premio ¿Le gustaría bailar esta pieza conmigo?
A estos momentos yo ya estaba colorada hasta las orejas. Aquel hombre me enfurecía, pero  a la vez me atraía salvajemente ¿porque?
-¿Ba…bailar? Pero si no hay música ¿estás loco?
-Solo por usted. Y como si se hubiera puesto de acuerdo con la banda, estos aparecieron por un costado del lago  comenzaron a tocar sus violines y flautas.
-¿Co…como? -balbucee totalmente estupefacta.
-Pues ya le he dicho que siempre tengo lo que quiero. Es una buena cualidad.
No dije nada, no sabia que decir y tampoco deseaba que me soltara. Este momento era demasiado mágico y especial como para desperdiciarlo.
-Así me gusta.-me susurró al oído y una descarga eléctrica me recorrió el cuerpo. Me aferre de su cuello sin saber que más hacer…
La música que provenía de los instrumentos  era lenta y calma. La fragancia que despedía aquel hombre era agradable, cálida y  por alguna razón se me hacia vagamente familiar. Como si ya la hubiera olisqueado y disfrutado antes. ¿Quién seria realmente? ¿por que robaba si era un conde? Estuve bastante tentada a preguntarle, pero preferí seguir bailando en silencio.
-Amarga y dura por fuera pero dulce y tierna en el interior.
Me separe un poco de él y lo miré sin comprender. El me sonrió con ojos tiernos.
-Así es como describiría mi nuevo objetivo.
-¿De que…
Pero no me dejó  terminar porque el contacto de sus labios con mi mejilla no me lo permitieron. Los rosó con delicadeza y olisqueó mi cabello.
-Que fragancia más exquisita. Me ocupare de grabarla en mi mente.-tomo un rulo entre sus dedos-. La fragancia de los dioses.
No sabía que decir y que hacer. Estaba totalmente atontada. Jamás un hombre tan apuesto e interesante me había cortejado de esa manera. ¡Dios mío era un ladrón! ¿Qué estaba haciendo?
-Dime algo.-pronuncie un tanto nerviosa-. ¿De verdad eres un duque?
-¿Importa eso? Si lo desea, puedo serlo para usted.
Me aparté asustada.
-Eso quiere decir que no ¿Dónde esta el real?
-Mmm…no es mi estilo hablar de mis métodos de trabajo con mis conquistas.
-¡¿Conquistas?! –le grité enfurecida.-¿Quién rayos te crees que soy?
Para no perder la costumbre volvió a echarse a reír.
¡Demonios! ¡¿Por qué era tan endemoniadamente hermoso y atractivo?! ¡Si hasta parecía una chica de lo tan perfecto que eran sus rasgos!
-¿Qué es? Pues para mi es la mujer más preciosa que mis ojos  hayan visto.
-¡Cállate! ¡Embustero!
-La más fiera también y no sabe cuanto eso me enloquece-. hundió uno de sus dedos en mi labio y jugó con el.
-¡No juegues conmigo!-me alejé de golpe-. ¡Deja de burlarte!
-No estoy jugando.-me aseguró mientras fruncía el ceño como si yo hablara estupideces.-¿Por qué habría de hacerlo?
-¡Porque quieres aprovecharte de mi! ¡Quieres mi dinero y mis joyas!
-Si fuera así ya me hubiera marchado con ellas, miladi.
Mi boca se entreabrió y yo estaba sin saber que pronunciar al escuchar esto. ¡Era verdad! ¡¿Por que seguía aquí si ya me había robado?!
-Dígame princesa, ¿alguna vez se ha enamorado de alguien a primera vista?
Me apresuré a negar con la cabeza.
-Pues yo tampoco… -sus ojos me penetraron con deseo-. Hasta hoy día cuando la conocí.
Lo miré impresionada sin poder creer lo que oía. ¡Ese estúpido estaba burlándose de mí!
-¿No me cree?
Volví a negar con ahínco.
-Ni siquiera has visto mi rostro-agregué-.Y  no soy tan estúpida como para creerte esas boberías.
-Pues no necesito verlo.-me contestó-. Dicen que los ojos son el espejo del alma. Y sus ojos son los más hermosos que jamás haya visto.
¡Maldito embustero! ¡¿Qué acaso creía que era tarada?!
-¿Le dices eso a cada una de las mujeres con las que estas?
-No, porque no ha habido ninguna que me cautivara como usted.
Me tomó la mano antes de que pudiera reaccionar y me la acarició con sus labios.
Mi cuerpo tembló tan fuerte debido a la excitación que creí que se desarmaría.
Sosteniéndome la mirada él volvió a hablar:
-¿Me dejaría probarle mi punto?
-¿Qué vas a hacer? -pregunté con confusión mientras una chispa de entusiasmo me explotaba en el pecho.
-Cierre esos preciosos ojos, por favor.
¡¿Iba a besarme?! ¡Por el amor de dios! ¡No estaba preparada para aquello!
-Prometo ser gentil. Si no le gusta puede volver a golpearme.-me prometió y me cerró un ojo con coqueteria-. ¿Qué me dice?
¡Rayos! ¡Por supuesto que quería! Jamás había besado a un hombre y jamás había sentido una sensación como esta por ninguno. Las manos me sudaban como locas y mi cuerpo no quería moverse para separarse de el…estaba pegada como una de esos babosos caracoles a las paredes.
-Ha…Hazlo.-repliqué intentando fingir seriedad y que no me importaba en lo absoluto. Cerré mis ojos. Si iba a besar a un chico alguna vez, quería que esta fuera la primera. Ese hombre me tenía loca y deseaba que fueran sus labios los que me probaran.
-Será un placer entonces.-lo escuché decirme con gentileza antes de sentir su cálido aliento golpearme el rostro. En seguida una dulce sensación se apoderó de mis labios cuando una blanda y gentil carne comenzó a masajearlos con pasión.
Algo dentro de mí comenzó a arder y aprisioné su cuello con mis brazos con tanta energía que parecía una chica con falta de cariño. Pero  no me importó, quería sentir su deseo y su beso con más pasión.
Sus manos bajaron hasta mis caderas y me sujetaron con fuerza, mientras su legua pedía permiso para introducirse en mi boca. Estaba tan conmocionada como excitada así que la dejé entrar.
Fue una sensación inolvidable.. . Su lengua se paseó como quiso por mi boca y sus manos recorrieron mis caderas  como si las conociera desde hace mucho tiempo.
Aquello era todo lo que había estado esperando. Ser besada…deseada, amada por un hombre…
No me importaba si todo lo que me había dicho era mentira o que fuera un enano; con su beso me había embobado por completo.
-¿Le gustó?
Levanté la cabeza y asentí con ímpetu. Pude verme reflejada en sus brillantes ojos.
-Nee~ -voceé casi como en un ronroneo y jugué con el cuello de su chaqueta como si fuéramos novios desde hace ya mucho tiempo.
-Dígame.
-¿Cómo te llamas?
Sus ojos se abrieron de impresión.
-¿Mi nombre?
-Esa porquería impronunciable es imposible de articular para mí. Después de regalarte mi primer beso…-enrojecí y aparte un poco la mirada.- a mi, me gustaría saberlo.
-Claro, pero…-entrecerró un poco sus ojos-. Tú lo sabes.
Ahora fui yo la que lo miró impresionada.
-Lo…¿lo sé?
-¡¡DUQUE!!
  La ronca y agitada voz de mi padre lo alejó de mí.
Mire enseguida a la distancia, mi padre y un sujeto de apariencia solemne  aparecieron por ahí.
-¡IMPOSTOR!-gritó el hombre.
Los músicos dejaron de tocar de pronto.
El ladrón sin nombre se apresuro a acomodarse su ropa y a hacerme una reverencia.
-Ha sido un verdadero placer.
¿Se iba? ¡No, no podía ser!
-Espera…-lo cogí con desesperación de la mano.- ¿Volverás?
Una dulce sonrisa surcó su hermoso rostro y me acarició la mejilla.
- Espero que sea feliz con su esposo. De verdad.
¿Feliz con mí esposo? ¡Yo no quería esposo! ¡Lo quería a él!
-No te vayas.  -le supliqué con desesperación-. ¡Tú dijiste que serias mi futuro esposo!
-Lo sé y me disculpo. Tengo la mala costumbre de soñar con lo que nunca puedo tener.
-Pero…Yo…¡me gustas también! ¡No sabes cuanto!
-También lo sé.
-¿Entonces por que te vas?-solté casi como si estuviera haciendo un berrinche porque mi Padre no quería comprarme algo-. ¡Quédate conmigo!
Sólo que él valía para mi mil veces mas que cualquier ropa u objeto que hubiera deseado tener antes.
-Soy un ladrón.-contestó con una expresión triste-. Esta vida implica tener que huir muchas veces dejando a mujeres suspirando, es casi como parte de mi trabajo.
-¿Trabajo? ¡Que tontería más grande!
-Lo siento, no sabe cuanto desearía  en estos momentos dejar mi profesión.
 -¡¡ALEJATE INMEDIATAMENTE DE MI HIJA O LLAMARÉ A LA GUARDIA REAL!! -Mi papá venia corriendo y horrorizada vi como venia cargado con su escopeta de caza.
-Será mejor que me vaya.-hizo el ademan para irse.
-¡No! ¡Me he enamorado de ti!- le grité a mi ladrón con voz suplicante, deseando que eso sirviera para que se quedara y además para desahogarme. No mentía en lo absoluto y  no me importaba reconocerlo. ¡A diablo mi estúpido orgullo! En estos momentos ya no me servía para nada.
-Yo también.-me confesó y cogió mi rostro entre sus manos. Una chispa se encendió cuando nuestras miradas se encontraron y mi corazón sufrió por la angustia. ¿Sería esta la despedida? -. Jamás la olvidare.
-Yo…
Iba a decir que tampoco pero el me beso rápidamente en los labios y se apresuró a salir corriendo.
Salí tras de él a trompicones.
-¡Espera! ¡Ni siquiera se tu nombre! ¡Dime eso que sea!
Su sombra se detuvo en medio de la oscuridad.
-¡Lo llevará mi hijo en tu honor!-grité sin pensarlo. Solo quería apreciarlo por última vez. Despues de todo estaba apunto de convertirse en mi primer amor…
Lo escuche reír.
-Pero si ya le dije que usted lo sabe.
¿Lo se?
-¡Alto ahí criminal! ¡¿Qué hacías con mi hija?!
-Reina…
- ¡Recuérdelo! ¡La amo!
Me tiró un beso y salió corriendo.
-¡Reina!…
Unas manos me sacudieron con fuerza.
La imagen de mi padre, su secuaz y mi ladrón huyendo se difuminaron completamente.
Abrí los ojos y quede deslumbrada por efecto de la luz que se colaba por la ventana.
Estaba en mi habitación.
-¡Por fin despiertas! -el rostro preocupado de mi hermano me recibió.
¿Hermano? ¿Qué no era Aika mi hermanita?
-¿estás bien? ¡Estás toda sudada!-me colocó una mano sobre la frente-. ¿Te sientes mal?
Me apresuré a asentir mientras paseaba mis ojos por el lugar. Mis cortinas grises con diseño exótico estaban ahí, al igual que mi cubrecama de cebra y mi alfombra rosa de leopardo.
En ese momento la verdad me golpeó como un camión a exceso de velocidad.
-Fue un sueño. –reconocí con tristeza más como para mi que para el otro individuo dentro de mi habitación.
Mi vida de princesa y mi enamorado ladrón no eran reales. Todo fue un maravilloso producto de mi imaginación.
-¿Qué soñabas, hermana? Te escuché balbucear y todo. Estás palidísima además.
Mi pecho se contrajo con dolor y me lleve los dedos a los labios.
Aquel beso que me había quitado la respiración era irreal también.
-Nada.-le contesté a mi ansioso hermano con una sonrisa.- Tonterías.
-¿Pesadillas?
-En ningún caso.
Mi madre entró por la puerta con una enorme torta y mi hermano se puso aplaudir.
-¡1,2,3 Cumpleaños feliz, te deseamos a ti, cumpleaños Reina-chan, que los cumplas feliz!
Los miré emocionada. ¡Hoy era mi cumpleaños!
Lo había olvidado completamente tras la emoción del sueño y el recuerdo de mi ladrón.
Me levanté de un salto para recibir los abrazos, besos y regalos de mi madre y mi hermanito.
Cumplía 21 años, al igual que en el sueño, y acababa de obtener los reglaos que había pedido.
No eran la gran cosa materialmente hablando. No era una persona pobre y gracias a su trabajo siempre podía comprarse lo que quería, pero los regalos simbólicos eran muy importantes para ella. La hacían sentirse querida.
-Tu padre esta al teléfono, cariño.-me informó mi madre y recibí el teléfono con alegría.
Lo saludé y el hizo lo mismo. Mi padre trabajaba en Fukuoka y no era mucho lo que lo veía, por lo que siempre me gustaba hablar mucho con él y decirle cuanto lo adoraba.
Recordé mi sueño otra vez y como el había participado como Rey. Le quedaba tan bien el personaje.
Luego de bañarme estuve lista y vestida para marcharme al trabajo. Me despedí de mi familia y tomé mi auto para irme a la productora.
-“Usted sabe mi nombre. ¡Recuérdelo!”
Observé mi pálido rostro en el espejo retrovisor ¿lo sabia en verdad? Que ridiculez seguir pensando al respecto. Era mi cumpleaños ¿no? Debía agradecerle a mi inconsciente por darme un sueño para recordar…un hombre que recordar.
¿Tanto me había gustado? Era un completo desconocido, sin embargo había algo muy familiar en el que no podía precisar. No sabía si era su fragancia…su forma de ser o su mirada.
¿Existiría en este mundo? Y mas importante ¿lo conocería?
Llegué al edificio de la productora reprendiéndome por mi estupidez.
“Sólo fue un sueño, Reina”-me repetí-.“Un tonto y estúpido sueño”
Pero esperaba no olvidarlo muy pronto.
Entré al edificio y me dirigí al estudio de grabación. Este día nos tocaba grabar así que dudaba que me encontrara con muchas de mis compañeras, aunque conociéndolas, de seguro me prepararían una sorpresa.
Ingresé a la habitación, Risa estaba al micrófono dentro del estudio mientras que Ai estaba esperando en el sillón, al parecer, dormitando.
-Buenos días Reina-chan.-me saludó mi jefe, Tsunku, con simpatía y por alguna razón me estremecí. Probablemente era porque recordé su papel en mi sueño.
No pude evitar sonreír.
-Al parecer tuviste una buena noche.-bromeó con gracia al verme tan feliz.- Cuidado con meterte en problemas.
Lo fulminé con la mirada.
-Yo nunca me meto en problemas, Tsunku-san.
-Asi me gusta, chica -me dijo el hombre y posó su mano sobre mi hombro-. Felicidades.
¡Hasta el lo había recordado!
-¡Arigatou!
Me acerqué al sillón y tomé asiento junto a Ai. Su cabeza tambaleaba y las enormes gafas que traía peligraban con caerse.
-Parece que no sólo tu tuviste una buena noche.-comentó el hombre desde su sillón con tono bromista.- Espero que no se hayan ido de fiesta juntas y hayan hecho espectáculo.
¿Con Ai-chan?
Nah, mejor salía con una monja. Aunque era verdad que hace tiempos no salíamos juntas.
Se abrió la puerta y Eri y Sayu entraron de lo más animadas.
-¡OHA---
Eri iba a chillar pero yo y Tsunku la hicimos callar para proteger el sueño de la líder.
Se acercó en silencio y se dejó caer en el sofá para darme un abrazo.
-Todo el mundo sabe que pasa hoy día ¿no? -preguntó contenta mientras comenzaba a hacerme cosquillas.
Reí con ganas.
A Eri le quedaba tan poco tiempo en el grupo que intentaba disfrutar a fondo mis momentos con ella y guardarlos con cariño. Ella se iría, sin duda seguiríamos viéndonos, pero no sería lo mismo.
A pesar de nunca habérselo dicho, ella sabe que es una muy preciada amiga.
-Uy, parece que cierta persona esa feliz hoy dia.- bromeó Sayu mientras sacaba su celular para fotografiar a la bella durmiente-. Tuviste una buena noche jojojojo.
Le lancé un cojín.
-No, no soy como tú. Y no le saques fotos a la gente mientras duerme ¡psicópata!
-Ay, pero admite que es tierna.
-Acosadora…no, Acosa Ai-chans.
-Envidiosa- me sacó la lengua.
-¡Ni hao!
Los pandas entraron en la habitación al momento que  Gaki abandonaba el estudio de grabación para unírsenos.
-¡Tanaka-san!-exclamó Linlin y se lanzó en mis brazos a saludarme. –Felicidades.
-Gracias.
Adoraba a esa chica, lastima que se fuera también.
-Muchas felicidades Tanakacchi -me deseó Gaki-san revolviéndome mi precioso cabello. Luego fue a sentarse encima de Eri.
-¡Itai! ¡Estás pesada!
-¡Jajajaja no te quejes tanto Kameko!¡He estado trabajando toda la mañana y estoy cansada!
Eri rió y le estiro los cachetes.
Me les quedé mirando con gracia. Realmente si parecían marido y mujer cuando querían.
-Felicidades Reina-san -me dijo Junjun sacándome de mi abstracción y ofreciéndome un presente.
Al verla ahí con la mano estirada, al lado de Sayu más Gaki riendo con Eri, volví a recordar nuevamente el inolvidable sueño y se me escapó  una risita.
-¿Qué pasa? -pregunto la siempre curiosa Eri-. Cuéntanos el chiste
Mi risita inocente se transformó en una maliciosa.
-¡Dinos!-me instó Linlin con su energía habitual-. ¡Queremos saber que tiene tan contenta a Tanaka-san!
-Bueno…es que anoche tuve un sueño.-confesé no muy segura si hacia lo correcto. Esperaba no hablar de más para que se rieran de mí.
Mi comentario claramente surtió el efecto esperado y todas me miraron con interés y se acercaron. Hasta a Tsunku lo vi con la oreja parada.
-Cuenta.-dijo Sayu con cara de entrometida.- ¿Qué hacías?
-Mmm…es un poco ridículo-confesé con cierto azoramiento.- Era una princesa.
-¡WAJAJAJAJAJA! –Sayu explotó cruelmente en carcajadas y todas la miramos feo. Ai se revolvió en su asiento pero no despertó.-Ups.
-No era para que te rieras así tampoco.-le reclamé-. No era un chiste.
-Lo siento, cuenta, cuenta.
-Bueno, yo era una princesa y Eri, Linlin y Sayu eran mis criadas.
-¡¿Qué?!-soltó Sayu ahora ofendida.
-Así no más fue. Y era mi cumpleaños, como hoy y mi padre, el rey, quería encontrarme marido.
-Wuooooooooo.
-Habían muchos pretendientes. Incluso Jun.
-¿Yo?
-jajaja si, pero te ibas con Sayu.
-¡¿Conmigo?!
Ambas chicas se miraron avergonzadas.
-Es por eso que me estaba riendo. Además…se mueren si saben con quien se daba besitos Eri.
-¡Conmigo!-exclamo Sayu posesivamente.-Mi Eririn es solo mía.
-Dile eso al Gaki-san de mis sueños.
-¡¿Yo?! –gritó Gaki con los ojos fuera de sus orbitas-. ¡¿y Kame?!
-¡Kyaaa! ¡GakiKame principesco!-exclamo Eri y abrazo a Gaki por el cuello con tanta fuerza que pensé que la ahorcaría.
-¿Y con quien te casabas al final, Tanaka-san? -preguntó Linlin con interés-. ¿Era una de nosotras?
-¿Ahhhhhhh? ¡No!
-Te pusiste colorada. ¡Apuesto que era una de nosotras! ¡¿Yo?!
Me reí a carcajadas.
-Mmm ¿Mitsi?
-Por supuesto que no.
-¡Entonces fue Ai-chan!
-Ja, claro que n---
Me quedé literalmente con la palabra en la boca. Ahora que lo recordaba Ai-chan era la única de mis compañeras de Momusu a quien no había visto en mi sueño y…ese olor.
Me giré apresuradamente y acerqué mi cabeza a la durmiente Ai para olisquear su cabello.
Nuestros rostros quedaron a pocos centímetros y me sentí incomoda bajo la atenta mirada de todos… además, sus labios estaban entreabiertos y ...¡esos labios!
-¡Mierda!-exclamé, me paré de un salto y me tapé la boca horrorizada.
-¡¿NOOO?! –los ojos de Sayu se expandieron y brillaron como letrero de casino.-¡Reina, no me digas que tuviste un sueño romántico con Ai-chan!
Todas se lanzaron a reír y me miraron con picardía. Mi cara se encendió automáticamente.
-¡No fue Ai-chan! –me apresure a aclarar.- Qui…quiero decir, traía una mascara y ¡era hombre!
-¡Ai-kun!- grito Eri-. Uy, Reina-chan ¿y que pasaba en ese sueño?
Estaba totalmente escandalizada, no podía creer que el hombre de mis sueños hubiera estado inspirado en una mujer…y más preocupante…¡en Ai-chan!
-Noo, mi ladrón era más apuesto y y…su boca…y…sus besos…
-¡oh! ¡Reina tuvo un sueño ardiente y pervertido con Ai-chan! ¡Por el amor de dios! –chillo Sayu muerta del encanto.
-¡No fue pervertido! ¡no! ¡ya les dije que no era Ai-chan y…
-¡Oh! ¡Ya están todas aquí!
Aquella alegre voz acabó con la oleada de risotadas y todas las miradas se fijaron en ella. Excepto la de Sayu que me guiñó un ojo.
-¿Cómo dormiste Ai-kun?-le preguntó con su típico tono de inocencia.
-Ah, muy bie…¿Ai-kun?-y para variar Ai no entendía nada de nada lo cual significo un alivio para mi.
-Hoy es el cumpleaños de Reina ¿recuerdas? ¿Por qué no la saludas?
¡Maldita desgraciada! ¡le voy a retorcer su maldito cuello y a quitarle a tirones cada uno de sus cabellos!
-¡oH! ¡Es cierto! -Ai se levantó animada y se coloco los lentes de sol sobre la cabeza-. ¡Lo había olvidado!
Recién en ese momento  pude ver sus ojos. No es que no los conociera, es solo que necesitaba una confirmación y ahí la tenía.
No había duda, ella era el hombre de mis sueños.
-¡Felicidades Reina-chan!-exclamó y de la nada se tiró a abrazarme.
Mis rodillas flaquearon, mi rostro ardió completamente y creí que me desmayaría cuando sus labios besaron mi mejilla dejando un poco de labial sobre ella.
-Espero que la pases genial hoy día. Y disculpa lo del regalo…-rió con nerviosismo-. Se me olvidó.
-No te preocupes, Ai-chan -la calmó Sayu-. Tu besito de amor fue suficiente para ella.
-¡¿En serio?!-preguntó con emoción-. Entonces le daré otro.
-¡Waaaaaa!-chillé y me alejé de ella con la velocidad de Kaito Reinya dejándola con los labios estirados-. ¡Aléjate de mí!
El resto de las chicas estallaron en carcajadas y Ai me miró sin comprender con su cara de niño de hogar de menores abandonados.
-¿Reina?
En ese momento la puerta volvió a abrirse. Aika venía con una torta de chocolate con unas velas encima.
-¡1,2,3!
-¡Cumpleaños feliz…
-¡Feliz feliz! -coreó el dúo GakiKame.
-¡Te deseamos a ti!
-¡a ti a ti! -se les unió Linlin.
-¡Cumpleaños Reina-chan…
Ai me miró directo a los ojos con ternura.
-…Te deseamos a ti!
Aparté la mirada rápidamente y soplé las velas.
-¿Y el deseo? -reclamaron.
- Oh. Lo olvidé completamente.
-Hubieras pedido que Ai se convierta en hombre para que te haga cariñitos.-sugirió Sayu con malicia.
Ahí estaba, una palabra más y mañana sus padres tendrían que ir a reconocer su cadáver a la morgue.
-Así luego podrían casarse y hacer algunos bebes ¿no?
-¡Cierra la boca y vete a bailar con Jun!-bramé y zapatee en el piso con furia para desprenderme de mi ira contenida.
-¿Pasa algo conmigo?-pregunto mi Líder cada vez más confundida -. Y con mi…¿sexualidad?
-Jajajajajaja nada Ai-chan, es solo que nuestra querida  Tanakacchi soñó que eras su sexy amante varón.
-¡Gaki-san!-chillé agudamente tan escandalizada que estuve apunto de morir por un paro cardiaco.
¡Jamás pensé que sería ella la que me traicionaría y revelaría mi secreto! Pensé que si no me sujetaban fuerte me lanzaba a matarla.
En vez de eso salí corriendo de la habitación dejando a Aika con la torta y a la cabeza hueca con la duda.
-¡Tanaka-san, vuelve aquí! ¡Aún no grabas!-oí gritar a Tsunku.
Pero no me devolví, ya no quería nada con nadie. Estaba demasiado avergonzada como para darle la cara a Ai, así que corrí  hasta el patio interior del edifico y me senté junto a una pileta que siempre había estado ahí desde que ingresé a trabajar ahí hace unos  7 años, ¿o ya eran 8?.
Aquel era el lugar donde solía ir cuando me sentía frustrada porque no me resultaba algo o cuando me peleaba con alguna de las chicas. Ahí era donde me relajaba y podía pensar en paz, y eso hice ahora.
Ahora ya lo entendía todo. Claro que tenia que ser ella mí enamorado, después de todo, aquellos sentimientos tan profundos eran incapaces de borrarse  tan rápido. Tan sólo habían pasado 4 años.
Escondí mi rostro entre mis brazos intentando controlar mi angustia.
 -Sabía que estarías aquí.
Levanté la vista reconociendo instantáneamente la voz de la chica que me había vuelto loca por alrededor de medio año.
¡Maldita! ¿Por qué tenia que venir aquí?
-¿Reina? –me cuestionó sin entender mi expresión que debía parecer de odio, pero que en el fondo era de un deseo frustrado que no me había dejado tranquila hasta el día de hoy.
Si, yo estuve muy enamorada de Ai-chan cuando era mas joven, pero debido a mi inmadurez nunca tuve el valor de decírselo y enfrentar que podía gustarme alguien de mi mismo sexo. Por eso fue que en ese entonces decidí que lo mejor era alejarme ella y acabar con esos sentimientos tan inapropiados y prohibidos.
Pero aquello fue algo de lo que siempre terminé arrepintiéndome.
-¿Qué haces aquí? –le pregunté fingiendo sorpresa.
Sacó un ramo de girasoles de su espalda y me lo estiró.
-Mi regalo.
La miré incapaz de pronunciar palabra. ¿De adonde lo había sacado?
-Sólo estaba bromeando cuando dije que olvide el regalo y tu cumpleaños. Jamás lo haría.-me sonrió con sus ojos tiernos y pensé que me desmayaría-. ¿Te siguen gustando los girasoles, cierto?
Se sentó en la fuente de una manera no muy femenina  como hacia de pronto y fue como si el ladron de mis sueños se hubiera materializado en frente de mi.
Pensé que iba a llorar de la emoción igual como lo hizo la Eri de mi sueño.
-Ai-chan.
-¿Si?
Y lo hice.
-Muchisim…-una lagrima resbalo por mi mejilla y bajé la cabeza de inmediato.
-¡Reina!–Ai se acercó preocupada -. ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo?
Negué con la cabeza y  sin que yo pudiera evitarlo me secó una lágrima con la yema de su dedo.
Iba a pedirle que no me tocara, pero el solo recuerdo de que fue exactamente lo mismo que le dije al ladrón de mi sueño me hizo soltar una risita nerviosa.
-Nee, estás rara hoy día.- me dijo mientras se rascaba tras de la cabeza como un mono-. Supongo que no se cumplen 21 años todos los días.
Me eché a reír tan fuerte que me dolieron las costillas.
-¿De que te ríes? ¡Que mala!
-Boba.-realmente podía parecer un chico cuando quería.
Tengo que admitir que siempre he  amado ese lado de ella.
-Nee, Ai-chan –jugueteé con mis dedos.
-Dígame señorita cumpleañera.
Me acerqué más a ella y la cogí de la mano.
-Ya que hoy día es mi cumpleaños y últimamente me tienes en el olvido ¿no te gustaría salir conmigo esta noche?
-¿Salir?
Me puse de pie y le dediqué la mejor de mis sonrisas.
-Tengo una historia muy interesante que contarte. Estoy segura de que la vas a amar.
-¿Y de que trata?-me imitó y me siguió mientras íbamos hacia el edificio.
-De una princesa y un mono ladrón.
-Nee –me llamó y sonrió con una expresión que me resultó hasta seductora- ¿no me digas que es una historia romántica?
-Si, pero todavía no tiene final -la cogí confianzudamente de la mano-. Y tú eres la única que puede ayudarme a dárselo.
-¿Ah si? ¿Tan especial soy?
-Claro, Líder-san. Eres uno de los protagonistas.-le saqué la lengua-. ¿Adivina cual?
-Ajá, creo que ya te entendí.
Me detuvo por el brazo y en un acto que me sorprendió completamente llevó mi mano hasta sus labios.
-Será un enorme placer, mi queridísima princesa.

Amor…aquello de lo que había escapado por tanto tiempo, pero que se presentaba tan fuertemente en mi vida y en mis sueños….
No creen que como auto-regalo de cumpleaños, ¿debería darle una oportunidad al amor?
Sólo echen a correr un poco su imaginación y siempre encontrarán la respuesta.

6 comentarios:

Miki IV dijo...

Whoa!! Muy, muy pero muy bueno.
Fue divertido y agradable de leer. En especial, me encantó la interacción de Rei con Singe voleur, aunque debo confesar que el ladrón me recordó más a Yossi que a Ai-chan x3
Pero en serio que estuvo genial de inicio a fin.
Gracias por compartirlo.

PD: Y morí con el "Los patos danzaban sobre el agua en medio de sus “cuacs”" xDDDDDD

Anónimo dijo...

coincido totalmente con miki, mato lo de los cuacs xDD, muy genial el fic! Felicitacions *-*

CryNI dijo...

Y no me canso de leerlo n_n
estas provocando que ultimamente me guste el ReinAi!!!
XD
Me gusto-me gusta-me gustara XD

sisisis

Anónimo dijo...

Gab:

Vez menza!!! y no querias colocar el fic XD!!! esta muy bueno!!!! ReinAi!!!!!

Tami_Ai dijo...

Muy buenoooo encerio *----*
kame tus fic son increibles!!! ♥♥♥
Quiero un Ai-san asi ♥3♥

Anónimo dijo...

:O
waoooooo!!
hahahahaha que sexy ladron xd
ahhh supe desde un principio que era Ai-kun, es que su sonrisa lo delata xd :Q___
hehehehe
ahhhh el sueño *o*
quisiera tener sueños asi xd!!!
hehehe muy linda historia me gusto... aunque sabes lo que Pienso de ReinAi y GakiKame hehehe
Eres la mejor escritora!!!
Dani-sama!!!!!!!!!!

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