yo soy ai

Seishun Collection -Capitulo 12

Clasificación:R-16
Capitulo 12: Fiasco
La semana siguiente, Sayu, que tenia planeado ir a Ube a visitar a su familia por las fiestas, debido a los últimos acontecimientos decidió quedarse en su casa encerrada. Su madre le leyó en el diario que las autoridades educacionales estaban evaluando si cerrar la prestigiosa Academia Haromoni@ luego del escandalo que acaparó las portadas de varios diarios y  ocupó bastante espacio en los noticieros, pero eso a ello no le importaba en los mas mínimo.
El día lunes se la pasó en la cama con las cortinas cerradas tratando de dormir, pero no lo conseguía. Todavía era demasiada la conmoción y la decepción.
No sabía nada de sus amigos. Si es que los habían llevado presos o si ya los habían liberado, pero aquello tampoco le importaba. Estaba profundamente dolida con ellos por lo que habían hecho.
El único recuerdo rescatable de esa noche había sido el abrazo de Ai-chan después de salvarla de esos locos, no, animales.
Él  fue su héroe, su salvador, su príncipe azul.
Él era el hombre perfecto para ella y su corazón latía aceleradamente por su causa y todo lo que tuviera relación con su persona.
Pero había un pero, siempre tenia que haberlo ¿no?
Su corazón latía por otra.
Sayu cerro los ojos con fuerza ¡Ya estaba harta de llorar!
Ayer lo había hecho el día entero y estaba realmente agotada, pero no podía evitarlo ¡no lo conseguía!
Cada vez que recordaba el sonido de los gritos, los golpes, los vidrios quebrándose y después su llanto.
Ai-chan no había abierto la boca camino al hospital. Si, a él, ella, Aika, el director y el resto de los heridos los habían llevado a un hospital.
Era uno de mala muerte, de la peor calaña y rebosaba a olor a desinfectante mezclado con sangre.
Afortunadamente ni a ella ni a Ai-chan les había ocurrido nada grave aparte que uno que otro rasguño. Pero Ai estaba mudo y con la mirada pérdida, de hecho, sólo abrió la boca para decirle si deseaba que le fuera a dejar hasta su casa. Sayu le dio las gracias y le dijo que mejor llamaría a su mama, pero él insistió.
Estaba muy huraño y no aceptaría un no por respuesta.
Arturo llegó por ellos al poco rato y luego de asegurarse de que los dos estaban completamente a salvo los llevó a la limusina.
El viaje transcurrió en silencio hasta que los escuchó.
Al principio fueron muy leves, casi imperceptibles, tanto pensó que eran producto de una risa apagada. Pero estaba equivocada, los sollozos aumentaron cada vez más en intensidad y se mezclaron con hipidos.
Resultó un increíble descubrimiento para Sayu, Takahashi Ai estaba llorando. A mares.
Se quedó tiesa sin saber que hacer ¿Qué podía hacer? Ella estaba igual o más deprimida que él.
-¡Señorito! -exclamó el chófer con preocupación desde el volante al percatarse del estado de su amo-.¿que sucede? ¿Está llorando?
El chico siguió sollozando cada vez con más intensidad contagiando a Sayu cada vez más. Al final las lágrimas acabaron resbalando por sus mejillas también.
-Son horribles Arturo-san.-logró decir al fin el muchacho-. Mi…Mis amigos ¡mis amigos son unos monstruos!
Sayu acabó sollozando también.
-¡Desearía nunca haber despertado! -gritó el chico con amargura y escondió su rostro entre sus brazos.
Cuando llegaron  hasta la puerta de su edificio Sayu aun estaba llorando.
-Ya pasó -le dijo el amable y gentil chofer dándole unas cariñosas palmaditas en el hombro.-Yo ire a dejarla hasta la puerta de su apartamento.
Ai no le dio ni una mirada ni se despidió de ella. Seguía con el rostro cubierto soportando su propio sufrimiento.
A continuación Arturo la llevo por el elevador hasta su casa. Sayu aun recordaba el rostro de su madre cuando el hombre le relataba lo sucedido. Mientras tanto ella se quejó en el hombro de su hermana.
-Por suerte que no fuiste- le decía acariciándole la cabeza con cariño-. Gracias a dios estabas enferma.

Sayu se cubrió el rostro con su cubrecama y volvió a llorar desconsoladamente.
Ese día tampoco tuvo ánimos de levantarse…

El día martes su madre entró sin tocar y abrió las cortinas.
-Se acabó -le anuncio con tono cortante-. Vas a desayunar, bañarte y a poner una ropa linda.
-No quiero.
-Es una orden.-le dijo de forma que no pudiera oponerse-. Luego iras a la sala. Tienes visita.
Sayu le preguntó de quien se trataba, pero su madre no quiso decirle. Pensó que de seguro era alguno de esos delincuentes.
De verdad que no quería levantarse ni hacer nada, pero tenia una vida que retomar también ¿no?
Debía olvidarse de todo y comenzar a pensar en que haría de ahora en adelante ¿Se cambiaria de colegio? No sabia, pero le parecía la mejor opción. De aquella forma se olvidaría de todos los episodios de violencia vividos en aquel infierno de instituto, de Takahashi Ai y de Haromoni@ en general.
Se quitó las sabanas de encima, se dio un buen y relajante baño, se vistió y comió algo del desayuno que le trajo su madre su madre. Ni los disfrutó. Aun tenia el estomago apretado.
Dejó su habitación y caminó en dirección a la sala. Se preguntó quien en la larga fila de ex – amigos y actuales convictos se habría atrevido a dar la cara primero?
O a lo mejor era Ai-chan.
No la había llamado y ella tampoco se había atrevido a hacerlo, no quería pensar más en él. Deseaba arrancarlo de su cabeza y su corazón. Estaba convencida de que las lagrimas de esa noche no eran por causa del episodio de violencia en su fiesta de bienvenida, sino que eran por Tanaka Reina también. Después de todo, ella había estado apunto de besarlo y dos horas después estaba montada encima de su mejor amigo.
Aquello debió dolerle mucho y a Sayu le dolió también. No importaba que hubiera perdido la memoria, Ai volvía a sufrir a causa de la misma mujer. Lo peor, es que no se traba de ella, ella que podría cuidarlo y tratarlo dulcemente ¡no como esa desgraciada sin corazón!
Asomó la cabeza por la puerta y vio a la visita sentada en su sofá con un vaso de jugo en la mano.
En cuanto el muchacho se dio cuenta de su presencia se puso de pie.
-Sayu-chan, Domo -dijo e inclino educadamente la cabeza.
-¿Qué estas haciendo aquí? –pregunto ella cruzándose de brazos con actitud hostil.
-Yo…vine a…
-Si vienes a disculparte –lo interrumpió con dureza-. Te aviso que ya es demasiado tarde.
El muchacho bajó la cabeza, se notaba que se le caía el rostro de la vergüenza y también de los golpes. Pero Sayu no sintió pena alguna por él.
Ya se lo había dicho muchas veces. Creía que había sido lo bastante clara para que entendiera, pero…
-¡Por favor perdóname!-inclinó la cabeza exageradamente-. ¡Juro que lo hice por Ai-chan!
Ese tipo de excusas ya no servían. Además ¿no fue el mismo quien estuvo seguro de que había sido Reina la culpable de todo? Aquellos tipos los podría haber sacado de cualquier parte, pero no, Eric era una hombre, o sea un animal inconsciente que apenas lo llamaban a pelear lo hacia sin pensar.
-No les dije una vez que si se seguían comportando de esa manera todo esto iba a terminar mal y que él mas afectado acabaría siendo Ai-chan.
Kamei Eric alzó el rostro moreteado y cubierto de parches, tenia lagrimas en los ojos.
-Yo…¡ yo de verdad lo siento mucho! ¡no sabes cuanto Sayu!
El chico dio un paso adelante con desesperacon, pero ella retrocedio. Verlo llorar no estaba en sus planes, pero el chico debía aprender la lección de una buena vez.
-Eric.
-Dime -el chico la miró esperanzado con ese hermoso brillo que de pronto tenían sus ojos.
-Hazme un favor y vete a tu casa.
-¿Ah?
-No quiero verte, menos con esa cara y esa mano.
El chico traía una de sus manos envuelta en un yeso.
-Pero Sayu…
-Me voy a cambiar de escuela y ya no nos volveremos a ver.
Al pobre chico se le desfiguró el rostro por el espanto.
-¡No! ¡no puedes hacer eso! ¡¿Cómo que te vas a ir?!- exclamó negando incrédulo con la cabeza-. ¡No puedes!
A Sayu le dolía el pecho, pero debía ser fuerte y seguir demostrando que no le importaba.
-Dile a los otros ¿si? –su voz se ablandó un poco. ¿Esta era una despedida, no? -Es el ultimo favor que te pido.
-¡No Sayu!-exclamó el chico dando grandes zancadas y llegando hasta ella. La cogió suavemente por las muñecas con cara de terror-. ¡No puedes irte y abandonarnos! ¡Todos te necesitamos! ¡Yo te necesito!
Los ojos se le pusieron vidriosos, pero no podía llorar y quebrarse ahora. No en frente de él.
-Sayu…-el chico dio unos cuantos hipidos-. Yo…yo nunca tuve el valor de decírtelo antes, pero tu…tú…¡tú me gustas mucho!
Sus miradas se encontraron fugazmente. Eric tenia el rostro lloroso de un niño de 5 años que acababa de caer de su bicicleta y acababa de hacer un escandalo.
-Creo que…-su voz casi se apagó- hasta me estoy enamorando de ti.
Sayu dio media vuelta y salió corriendo, dejó la sala y se metió a su cuarto.
Lloró, lloró y lloró hasta que se durmió.

Cuando eran cerca de las 6 de la tarde su madre volvió a entrar en su habitación. Sayu también se sentía culpable debido a que  por culpa de su estado actual ella no había querido ir a trabajar.
-Sayumi.-pronunció la mujer sentándose en una esquina de la cama y acariciándole el cabello.-¿Qué paso?
-Dijo que estaba enamorado de mi.-declaró mientras abrazaba con fuerza su almohada.
-Ya lo sabía, me alegra que te lo dijera al fin.
-Lo…¿Lo sabias?
-Hai.
-¿Él te lo dijo?
-No, pero se le nota.
Sayu hundió el rostro en la suave textura de la almohada. ¿Por qué tenia que pasar esto justo ahora? Había estado siempre tan claro, pero ella vivía preocupada de Ai-chan y no se dio cuenta que los celos de Eric eran mucho mas que algo de amigos.
¿Qué haría ahora? Ella estaba decidida a irse, pero ¿podía cambiarse de escuela y dejar todo atrás?
-Tienes visita.
¡¿De nuevo?!
-Es Koharu-chan.

-¡Mis más sinceras disculpas, Shige-san! –exclamó su chillona voz desde el piso. Se habia puesto de rodillas y estaba prácticamente echada en la alfombra suplicando su perdón.
-¿Koharu-chan, que estás haciendo? -preguntó en una voz cansina. Sin duda esto era lo último que le faltaba. Sin embargo, no estaba enojada con Koharu, de alguna forma la entendia. Era torpe e inmadura, se dejaba llevar por la multitud sin pensar en las consecuencias.
-¡Me disculpo!
Sayu entornó los ojos, ya se había dado cuenta.
-Ponte de pie. No hagas eso.
-¡No! ¡Koharu no lo hará hasta que la perdones!
Sayu soltó un suspiro de fastidio. ¡Mocosa malcriada!
-Está bien. TE PERDONO.
-¡¿EH?!
-Te perdono asi que ya deja de hacer eso ¿ok?
La chica levantó la cabeza y la escrutó con desconfianza.
-No me estas  diciendo eso solo para que me levante, ¿cierto?
Esa tonta era la única capaz de sacarle una sonrisa en estos momentos.
-No, es en serio.

-Me alegra que no te pasara nada -comentó Sayu, cuando ya estabn sentadas disfrutando de un té en la sala.
-No.-la chica negó sonriente con la cabeza-. Pero me llevaro presa y me metieron en una celda.
Sayu casi dejo escapar el líquido de su boca. ¡¿Koharu presa en una celda?! ¡Eso era digno de ver!
Se la imagino gritándole en los oídos a los policías y los otros presos hasta dejarlos sordos.
-Mamá y Papá están muy enojados. Me castigaron como por el resto de mi vida.
Y no era para menos, su comportamiento no habia sido nada digno del de una señorita tratando de quitarle la ropa al pobre Jun-kun.
-por suerte Jun-sama me ayudo a escapar y me trajo para verte.
-¡¿AH?! ¡¿Jun-kun te ayudó a fugarte de casa?!
-Si, esta allá abajo en la motocicleta, pero ¡chst! No quiero que me escuche Sachiko-san y le cuente a mis padres.
-No te preocupes.-le aseguró comenzando a encontrarle gracia a toda esta situacion -. No lo hará. Mamá no es ese tipo de personas. Si le pasas un billete guarda silencio enseguida.
No pudo evitarlo. Queria dejar de pasarlo mal y Koharu siempre la habia ayudado a sentirse mejor. Era algo asi como su payaso andante y además ella habia sido la primera persona que la habia defendido y extendido una mano amiga en ese infierno llamado Haromoni@.
La adoraba.
-¡¿Shige-san porque estás llorando?!
No quería dejarla, no quería dejar de escuchar sus historias graciosas y su voz chillona rompe tímpanos.
-¿Shige-sa-
No aguantó y se lanzo a abrazarla.
-Te quiero Koha-Pinku.
La otra le devolvió el abrazo con igual afecto.
-KohaPinku tambien Shige-pinku.

Su madre invitó a Koharu a cenar con ellas esa noche.
-¡Oh! Muchisimas gracias por la invitación, pero yo…
-Puedes invitar a Jun-sama a subir. Lo recibirémos encantada.
-¡¿Ah?!
-¡¿Estabas espiándonos, Mamá?!
-¿Yo? –la mujer reaccionó con aire ofendido.- ¿Cómo te atreves a insunuar eso de una dama como yo? Yo vi al muchacho por la ventana.
-Mentirosa.
Koharu dio un paso al frente y junto su manos en forma de suplica.
-¡Por favor no le diga a mis padres! ¡No tengo cheques ni efectivo!
Mandaron a decir a Jun que subiera al apartamento. Estaba con su expresión seria y genial igual que siempre,  sólo que llevaba un parche blanco sobre la ceja y se le había formado una costra en la comisura de la boca.
-Jun-sama me protegió cuando uno de esos secuaces feos de la Pavo Real intento atacarme con una botella.
-¿De veras? ¡la verdad no me extraña nada! ¡Que bueno chico es Jun-sama! -exclamó su madre cogiéndose el rostro con encanto.
-Deja de ser tan pesada, mamá. Asustaras a las visitas.
-Está bien.-hablo Jun con su tono perezoso-. No me molesta.
Sayu se sorprendió, era la primera vez que el chico abría la boca en toda la cena. Desde que había entrado no la había mirado ni una vez a los ojos. Parecía realmente avergonzado por lo que habia hecho y esa era una actitud muy extraña en Jun que parecía siempre tan calmo y sereno.
-Yo…-dejo los palillos a los lados de pronto.- En verdad lo siento mucho, Michishige-san.
Jun se encogió un poco de hombros y la miró directamente a los ojos.
-Sé que las disculpas muchas veces resultan inútiles, pero me es inevitable pedirlas después de lo que hice.
-¡Oh que joven tan noble es Jun-sama!-su Mamá si que estaba encantadísima-. ¡Sayu mala, tienes que perdonarlo!
-No te metas en mis asuntos, entrometida.
-¡Más respeto frente a las visitas, Sayumi!
-En todo caso, ya no siento mas rencor.-habló luego de llevar un pensándolo un rato- Sólo estoy muy desilusionada y triste por su actitud, pero aun asi me sentiría mucho peor si mis amigos no hubieran venido a disculparse hoy día.
-e…¡¿Eso quiere decir que nos perdonaras?! -chilló Koharu y Jun abrió los ojos ilusionado.
Sayu asintió con cierto nerviosismo.
-El amor y el cariño que sienten por su amigo fue más grande que su autocontrol -escruto sus rostros con detenimiento- o eso deseo creer.
La muchacha más joven se apresuró a asentir.
-Es en estos casos -prosiguió Sayu-. Cuando uno debe tener la cabeza fría y pensar las cosas antes de actuar ¿si? Espero que este episodio les haya servido para aprender eso.
-¡Hai! ¡Michishige-san es la mejor! –exclamó Koharu poniéndose de pie y dándole un apretado abrazo.- ¡Es tan madura y genial! ¡Es como un gurú!
-¿Ah? –ella y sus cosas raras nunca cambiarían.
-¿Eso quiere decir que finalmente cambiaste de opinión, Sayu? -preguntó su madre un tanto más seria-. Si todo sale bien en la escuela y permanece abierta ¿no te vas cambiar?
-¡¿Te querías cambiar, Shige-Pinku?!
-Si sigue abierta, iré.
-¡YAY! ¡party party! -chilló la muchacha ganándose una mirada de reproche por parte de Sayu.
-No quiero saber nada de fiestas.
-¡Gomenasai!
-Al menos no en mucho tiempo.
La mesa explotó en carcajadas.
-Kamei-san estará muy feliz de saber la noticia-. Comentó Jun con una casi imperceptible sonrisa en el rostro.
Sayu se hundió en su asiento. Había olvidado a Eric y su confesión completamente.
Pero ¿seguían siendo amigos, no?
-Dile que lo quiero mucho –le pidió con una bonita sonrisa.

***
Arturo entró a la habitación de su amo cercana a las 10 de la noche. El chico estaba con las cortinas cerradas y la luz apagada por lo que la estancia se encontraba completamente a oscuras.
El mayordomo  oprimió el interruptor de la luz y cuando las luces invadieron el lugar se sorprendió de ver al chico completamente despierto. Estaba sentado en la cama apoyado sobre los cojines. Tenia la mirada perdida en el infinito y en una mano sostenía su antiguo aparato celular (que nunca nadie pudo explicarse como apareció ahí) y en la otra ese bendito cuadro de fotos.
-Deje de mirar esa fotografía, Señorito. Le va a hacer mal.
Desde el Domingo que lo había visto mirándola, y se dio cuenta que de noche dormía con ella abrazada.
Ahora que era Martes seguía con ella aferrada. Aquello lo hacia temer que su señorito se estuviera volviendo loco.
-Quiero entender.
Arturo dejó la bandeja de la cena sobre la mesita con ruedas y miró a su amo con sorpresa. ¡Después de 3 días su señorito al fin abría la boca!
-¡Está hablando!- exclamó con gusto-. ¡Que alegría!
El muchacho posó sus oscuros ojos en los del hombre e ignorando su comentario repitió:
-Deseo de veras entender.
-¿Qué cosa?
-Porque estaba enamorado de ella.
Arturo tragó saliva. El tema que tanto evitó en sus conversaciones volvía a salir a la luz.
-Es mejor que se olvide de ella. Usted mismo vio como se la llevaban a prisión ¿no? Está mal, ella antes no era así. Obviamente necesita ayuda.
Arturo se quedó horrorizado cuando se enteró gracias a Kamei Eric-sama que la linda y atenta señorita Reina fue la precursora de todo el alboroto que se produjo en la escuela. Y que por supuesto, esta no era la primera vez que hacia de las suyas.
Al hombre le costó creerlo en un principio, pero el noble señorito Eric no le mentiría, además esa cara de corazón roto que traía su amo…
Siempre había adorado a aquella chica, pero la verdad era que lo único que hacia era hacer sufrir a su pobre e indefenso amo. Antes de perder la memoria y después de ello.
-¿Y cómo era antes? –se interesó el muchacho.
-Por supuesto que muy tierna, amable, adorable y muy cariñosa.
-¿Y me quería?
El hombre sintió como se le apretaba el pecho.
-Señorito, yo preferiria no-
-¡Respondeme! -exijió levantando la voz.
-Cla…claro. Por supuesto que ella lo quería, señorito.
-¿y… por qué dejó de hacerlo?
Ya había hablado demasiado, mejor era cambiar el tema.
-Si le interesa saber  el Señorito Eric lo ha llamado todos los dí---
-¡Respóndeme lo que te pregunté!
-Yo no lo sé, señorito.
-¡No me mientas!
-¡No lo estoy mintiendo! -replicó con desesperación-. ¿Cómo voy a saber yo porque la señorita dejó de quererlo?
El muchacho agachó la cabeza con frustración pareciendo convencerse con esa respuesta. Otra vez se puso a mirar la foto con angustiosa abstracción.
-Señorito, le informo que el joven Gaki esta castigado así que por eso no ha podido llamarlo ni venir a verlo. El joven Jun esta bien y vino a verlo el otro día pero usted estaba dormido, vino con la señorita Kusumi.
Ai no contestó, no apartaba su mirada  de la fotografía, aunque no parecía estar viéndola realmente.
-La señorita Michishige no ha llamado -prosiguió el hombre.-Hablé con su madre y me dijo que ya estaba mejor.
-No me importa.
-¿Qué dice?
-¡No me importan ese maldito grupo de criminales! -chilló lanzando el marco de fotos contra la pared del cuarto. El marco cayó al suelo y el vidrio se rompió en pedacitos.
Arturo bajo la cabeza, su amo no estaba nada bien.
-La señorita Michishige no le ha hecho ningún mal. No debería meterla en el mismo saco.
-Ella lo sabe todo -pronunció el muchacho con los puños y los dientes apretados-. ¡Ella me miente también!
-¡Cálmese por favor! ¿No quiere que le de un somnífero?
-¡Todos son unos mentirosos! -lo apuntó de forma amenazante-. ¡Tu también Arturo-san!
El mayordomo tembló de pies a cabeza. Su amo había posado sus furiosos ojos en su persona, como si quisiera asesinarle con ellos.
-Voy a llamar al doctor.
-¡Espera!
El hombre se detuvo.
-Si vas a irte llévate esto.
El chico le estaba extendiendo el celular.
-¿Qué desea que haga con esto?
-Bótalo; no, quémalo ¡No me importa lo que hagas! Sólo deshazte de él.
-En…Entendido -recibió el aparato un tanto tembloroso.
-¡y esa foto! -apuntó el estropicio junto a la pared-. Llévatela, no la quiero ver más.
***
Reina estaba tendida boca abajo sobre su cama. A pesar de que no podía moverse por el dolor en sus muslos y su trasero, no podía dejar de sonreír.
¡Había armado un gran alboroto y Gaki-san la había besado!
Abrazó la almohada con fuerza, era como un sueño hecho realidad.
De pronto la puerta se abrió de golpe.
-Espere Señor, ella está---
Y se volvió a cerrar de un portazo.
Reina se giró sobre si misma intentando no moverse demasiado, esa desgraciada de Mako la golpeó hasta que se había hartad…
-¡PAPI! –exclamó la chica totalmente sorprendida por el visitante. ¡¿Qué estaba haciendo su Papá ahí?!
-¡Ponte de pie! –fue su cálido saludo después de 3 meses de ausencia.
-¿Eh? –le miró ella aun sin salir de su asombro.
-¡Ven aquí! –le gritó con dureza- ¡Rápido!
-Ah, señor, la señorita Reina está un poco indispue-
-¡Urusai Makoto!
La joven empleada que estaba de pie junto a la puerta se encogió de hombros y guardo silencio.
Reina se puso en pie como pudo, tratando de descifrar el motivo del enojo de su padre. Kyousuke Tanaka, famoso negocios, siempre fue un hombre amable y cariñoso, en especial con su hasta ahora única hija, Reina.
Ya que era su única hija y heredera la consentía en demasía, sin embargo, era un hombre criado a la antigua y desde que lo habían comenzado a llamar continuamente de los colegios para hablarle del rebelde e insolente comportamiento de su princesita, se encontró en la necesidad de contratar a una “niñera” para que se encargara exclusivamente de sus modales y su educación. Él era un hombre que viajaba mucho y lamentablemente nunca podía dedicarle demasiado tiempo a su hija, lo único que podía era complacerla con una vida llena de lujos y comodidades, y de vez en cuando, darle una visita por tiempo reducido.
En aquellas visitas trataba de darle todo el cariño y amor que le hacían falta a su pequeña, sin embargo esta vez  el motivo de su visita era un tanto diferente.
¡PLAF! Resonó con fuerza en la habitación y la diminuta figura de su hija cayó de rodillas al piso.
La chica lo miro confundida y llena de temor. Las veces que el le había pegado eran contables con los dedos. Cuando el se enojaba podía romper narices de narco-traficantes, de empleados mediocres y hasta de empresarios rivales, pero a su hija no. Ella era sagrada, era…
-¿Pa…papi?
-¡¿Quién demonios te crees que eres para suspender mis vacaciones en España?! –le lanzó con una ira que se le escapaba por los ojos.
-¿eh? ¿Reina? –preguntó la chica sobándose la roja mejilla todavía sin entender nada.
-¡¿Cómo se te ocurre hacer un escandalo en tu escuela, emborracharte, ir presa y arrojar vasos en la cabeza de la gente, como si fueras una delincuente?! ¡De quién diablos crees que eres hija!
-Pe...pero –la muchacha miró a su “niñera” Mako con desesperación –¡¿Por qué le dijiste?!
El hombre se agachó y la tomó bruscamente por el mentón.
-¡Porque soy tu padre señorita y alguien debía sacarte de esa maldita cárcel! ¡A ti y a tus amigotes!
-T…¿tú lo hiciste Papi?
-¿Y quien demonios crees que tendría la influencia aparte de mi para hacerlo? -la decepción apareció en su rostro-. ¡Estoy tan disgustado!
La soltó con brusquedad y el cuerpo de la chica volvió a aterrizar en el piso.
-Yo… –la voz de la chica se quebró- lo siento mucho Papi, Reina jamás quiso hacerte perder tus preciadas vacaciones –contestó con voz lastimera.
-¡Da igual! ¡Ya lo hiciste! ¡Y lo peor de todo es que no solo tuve que sacarte de la cárcel! ¿Sabias que? ¡Por culpa tuya y de los buenos para nada con los que te juntas, las autoridades están tratando de clausurar la escuela!
-¿Qué?...¡No puede ser!
-¡y todo por tu maldita culpa, yo pensaba que eras una chica astuta! ¡Ahora estoy teniendo que regalar dinero por doquier para que no la cierren y además para que nadie involucre nuestro apellido con toda esta estupidez!
-¡Yo…go…gomenasai!
El alto hombre la miró con ojos gélidos. Ahí tirada y desprotegida era como se merecía estar. ¡Que aprendiera la lección!
-Una cosa más. ¿Quién rayos te crees que eres para estar contratando a esos delincuentes para que tus compañeros los golpeen ¡¿acaso estas enferma?!
-Etto..-pronuncio ella con una voz casi inaudible- yo…no sabía que eran ex convictos, papi.
-¡¿Cómo no ibas a saber? Su rostro sale en todos los noticiarios! ¡No es para que una mocosa se meta con ellos!
-¡Te juro que no tenía idea, Papi! –lo miró con sus ojos llenos de temor-. ¡Matsu y los otros fueron los que los trajeron! ¡Yo creía que eran solo unos matones que nadie conocía!
-¡Eso ya lo sé! ¡Me encargué de dejar en claro que tu no tenias nada que ver con ellos y que los responsables eran esos zopencos de tus amigos que te habían emborrachado y hecho actuar así!
 -Y…y ¿se lo creyeron?
-Si no fuera así, que crees que estas haciendo aquí en la tranquilidad de tu hogar. ¡Mocosa torpe! –el se agachó y la jaló de uno de sus moños.
- ¡Ahhh! ¡Reina en verdad lo siente mucho!
-¡Pues me alegro mucho que lo sientas, buena para nada! –la soltó bruscamente haciéndola caer.
Reina levantó la cabeza y le miro impresionada.
-¡Si! ¡Escuchaste bien! ¡Buena para nada!
-Papi…
-Y hay otra cosa que me gustaría tratar contigo –agregó mientras se acercaba a su empleada-  Trae el látigo, Makoto.
-¿Qué? Pero señor, yo ya…
-¡Cállate y has lo que te dije si no quieres que te eche a la calle por incompetente!
La mujer obedeció y se lo pasó. Era una fusta negra y larga que ella siempre usaba. Al principio no le había parecido muy correcto que lo usara con su pequeña, pero desde que empezaron a tratar de expulsarla de todos los colegios y comenzaba a volverse cada día mas rebelde e insolente con los empleados y su madrastra, le pareció un arma muy útil y adecuado para corregirla.
- ¿Pa…Papi? –balbuceó la chiquilla observando la vara con el terror dibujado en el rostro.
-¿Te cuento algo, hijita? –el hombre la miró con rostro calmo mientras acariciaba el arma con sus dedos con una sonrisa algo sádica-. El hermano de mi mujer sufrió un grave accidente. Unos vándalos lo atacaron brutalmente. Como es natural, mi esposa corrió hasta mi para pedirme ayuda, quería que averiguara l que había pasado y quienes habían sido los monstruos que lo habían hecho.
-Papi..yo…
-¡SILENCIO que todavía no acabo! ¡Deja de ser tan insolente y creer que eres el maldito centro del mundo!
-¡Perdóname por favor!
-Como iba diciendo ella me lo pidió y como es mi esposa yo acepté y envié gente  a que se ocupara al respecto. –volvió a tomarla del moño haciendo que sus caras quedaran muy cerca una de la otra-. ¿Te puedes llegar a imaginar cual fue mi sorpresa al enterarme de quienes eran los responsables?
La muchacha abrió la boca para hablar pero antes de que pudiera decir una palabra
¡SLASH!
-¡ayyy! – chilló la chica cerrando los ojos al recibir el azote directamente en su espalda.
-¡¿Te imaginas acaso?!
-¡Re…Reina no quiso dejarlo inconsciente!
¡SLASH!
-¡AYYY! –la chica se protegió la cabeza con sus brazos.
-¡El chico perdió la memoria por el amor de dios! ¡¿Cómo te atreves a hacerle algo como eso al hermano de mi mujer?! ¡¿Acaso quieres arruinar mi matrimonio?!
La chica no dijo más, había comenzado a lloriquear.
¡SLASH!
-¡¿Contéstame ¿acaso eso querías?!
-n..¡No Papi!
-¡Entonces piensa las malditas cosas antes de hacerlas, mocosa!
Los sollozos se hicieron más fuertes y la chica se hizo  un ovillo en el piso cubriéndose la cabeza.
-Le dije a Miki que había mandado a darle su merecido a esos supuestos bandalos. Se lo creyó, pero si el inútil y afeminado de su hermano recupera la memoria, tu, yo y ¡TODOS! Estamos perdidos.
Reina se quedó sin palabras, ahora era un mar de llanto.
-¡Deja de llorar!
¡SLASH!
-¡Gomenasai! –chilló profundamente afectada.
-Si el estúpido habla, probablemente a mi me botan y a ti…no sé, si eso pasara yo soy capaz de entregarte a los Takahashi y a sus amiguitos para que te den tu merecido.
-¡No! –chilló aterrada y se acercó a el de rodillas- ¡Papi, ¿tu no harías eso cierto?!
-Miki está embarazada. Después de mucho tiempo tratando, al fin vas a tener un hermanito.
Los ojos de la pobre chica se abrieron como un par de pelotas de ping pong y su rostro palideció completamente.
-Si por tu culpa llego  a perder mi matrimonio y a mi, lo maás seguro, primer hijo varón, te desheredo.
La chica se echó hacia atrás y su mirada vagó por la habitación con desesperación, parecía como si estuviera tratando de procesar la información que acaba de recibir, como si estuviera convenciéndose que esto era la vida real y no su cuento de fantasía donde ella era la reina.
-Existe una solución.
La chica lo miró esperanzada.
-¡¿Cuál?! ¡Dime Papi, por favor!
-Cásate con el chico.
La boca de la chica se abrió exageradamente y pareció quedarse en blanco unos momentos.
- Estoy seguro que ese siempre ha sido su pobre y triste sueño. Siempre tras de ti con su cara de bobo –rió cruelmente-. Olvídate del tal Niigaki ese y comprométete con ese tonto. Él es mi cuñado, Miki te adora y el estúpido siempre ha estado enamorado de ti. ¿No te parece una idea brillante?
-¡N…NO! –chilló con desesperación.- ¡No papi! ¡Con él no, te lo ruego!
-¡Tu fuiste la que te metiste en este lio así que ve tu como te las arreglas! –su tono fue durísimo y lleno de crueldad-. ¡Lávale el cerebro, dile que estabas drogada cuando lo golpeaste, acuéstate con el! ¡No me importa! ¡Si yo salgo perjudicado por tu culpa, te juro que te quito hasta el último centavo de la herencia del abuelo y de tu madre!
-¡Papi no me hagas esto por favor! Tu sabes que yo no…
-Uno siembra lo que cosecha, Reina. Tú te lo buscaste por estúpida y quiero que te quede claro algo, Tanaka Reina. Desde hoy nuestra relación cambio, si no haces lo que te digo poco a poco te iré quitando privilegios. Primero –levanto su dedo índice frente a ella- las tarjetas de crédito.
-¡NO!
El hombre sonrió de placer y levantó un segundo dedo.
-El chofer…
-¡No!
-Tu celular, tu ropa, ¡TODO! Así que a partir de ahora te comportas como una chica ejemplar. Miki te adora así que se puso feliz cuando le hable de la idea de que te casaras con el tonto de su hermano. Piensa que dentro de un tiempo dejaras de estar a mi cargo y serás la señora Takahashi, heredera de uno de  uno de los conglomerados de empresas más emergentes de Japón. Así que deberías  comenzar a madurar.
El hombre se acercó y posó una mano sobre la cabeza de su hija. La chica se encontraba en estado de shock y apenas reaccionó.
-Te quiero mucho hija –le dijo con una dulce sonrisa.
-Yo…yo también Papi.
-Muy bien, ahora vete a preparar y a secar esas lagrimas, saldremos a cenar con Miki. ¿Está bien?
-Ha…Hai.
El hombre se dio la vuelta y borró instantáneamente esa falsa sonrisa de su rostro.
Ahora que seria padre probablemente de su primer hijo varón, al que tanto había estado esperando, ya no le parecía tan adorable su pequeña hija. Por suerte ahora le seria útil y se casaría, e iba a ser otro el que tuviera que cargar con ese dolor de cabeza.

5 comentarios:

Gab98 dijo...

O.O no se ni como empezar...

bueno...Eric se confeso!!! aww lo amooo yo me escapo con el juju *w* Sayumi deberia ver que el realmente la amaaa y deberian tener 3 bbs awww hahaha

Creo que a Gaki le fue algo mal XD haha eso le pasa por andar de peleonero XD

Ai-kun, pobresito, todo confundido y aun amando ciegamente a Reina...

Y Reina...O.O casarse con Ai....?????? OMG!!!! te amooooo hahaha aunque sea a la fuerzaa que este con el :P ya despues lo amara , como nooo si esta bn papi chulooo dame un hijo!!!! hahaha ah esa es tu frase vdd? XD

Gracias por actualizar y claro, lo recompensare :)

Patii_kawaii dijo...

:OOOOOOOOOOO kameshige *OO* sisisisisiisisisisisiis y reina por dios O_O ese papá en realidad no la queria porque para preferir un hijo que no esta seguro que sea varon ¬¬ pero por dios casi la mata..y casarse con Ai-chan me gusta la idea porque asi sayu tiene con eric *O* kdvjjfbvjbfjvb me haz matado dani...valio mucho la espera con ese gran capitulo *O* dios mio ni me quiero imaginar que pasará depues.

sakitan dijo...

GENIAL MARAVILLOSOS Y EL PAPA DE REINA COMO LA CASTIGO O_O GENIAL FIC MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

kari de kamei dijo...

dios fue mucho para mi en un fic
en
1ra/ como se atrevio sayu a correr a eric!!!
2da./ que!!!!!!!1 eric es mio T.T no debio confesarc
3da/ por mas mala q sea reina me agrada muxo!!!
4ta/ Miki!!!!!!!!! es su madrasta!!!!!!!!!!!!! ehhhh
5ta/q tipo de papa es ese q le dice acuestate con el, q poca padre tiene
6ta/ aun no termino mis trabajos para mis alumnos y sigo aki XD jajaja

atte> la fan No 1 de eric kamei !! amo a ese chico!

reina.kawai dijo...

hooo estubo genial el capitulo, pasaron tantas cosas, por que el papa de reina es tan malo la queria matar el desgraciado aunque ella sea mala la amo jeje aunque parece que de ahora en adelante ella sera niña buena y tambien la señorita takahashi O0O

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