Y yo que decía nunca (Capítulo 6)

Clasificación:R-0

No podía quejarse y ella lo sabía mejor que nadie, lo tenía todo pero y el cariño?.  Cuando obtendría ese cariño que aparecía en cada una de los novelas que leía antes de acostarse. Los príncipes azules no existen y ella lo había comprendido de muy pequeña,  “y como la realidad es tan lapidaria como esta aseveración buscaré un hermoso sapo que nunca llegará a transformarse en príncipe”  . Estaba segura de esto, sin embargo el continuo ir y venir de sus padres con sus viajes de negocios y sus mezquinos actos de cariño material, habían hecho que ella se olvidara por completo de buscar a su sapo y prefiriera buscar la forma de conseguir el cariño que por derecho le correspondía pero que desde siempre se le había negado, el cariño de sus padres. En pocos años y sin darse cuenta ella misma se había transformado en lo que más odiaba un ser que solo se satisfacía teniendo más y más. Que importaba un sapo si podía tener miles de príncipes con solo levantar un dedo.

Y sin embargo ahora sucedía esto, sus padres se habían enterado de todo lo que pasaba en su casa mientras ellos estaban fuera y habían decidido internarla en un colegio femenino y por si el castigo fuera poco la habían matriculado en un colegio de clase media alta… sin ninguno de los lujos que ella había tenido antes.

-SATOICHI!!!! Pero te das cuenta que ese es un instituto para muertas de hambre?-

- Pues ciertamente es lamentable la situación en la que te encuentras, pero considerando todos los escándalos que has causado a nuestra familia, pensamos con tu madre que es la mejor opción-  

- Pero, ustedes están locos, con esa gente me voy a enfermar quien sabe de que calamidad-

- Pues debiste haberlo pensado antes, además no es tan malo, en ese instituto estudio tu madre-

- Si pero cuando ella era una pobretona-

- Más cuidado con lo que dices señorita, no querrás bajar otra clase social-

- …. Y donde se supone me quedaré, porque no esperarás que me ponga a vivir en un internado con todas esas-

- Pues esa no me parece una mala idea, pero conversando con la señora de la cocina me enteré que esta tiene a su hija estudiando allí, así que compartirás la casa donde ella vive-

- Vive sola?_

- Vive con su abuela, y sus padres trabajan y viven con nosotros. Partes hoy mismo, que tengas un buen viaje.

- Quien me irá a dejar?-

- El chofer por supuesto, con tu madre tenemos muchas cosas que hacer-

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El día estaba totalmente despejado, pero solo por el otro lado de la ventana, finalmente Sayumi había optado por seguir la orden de sus padres, después de todo si lograba un buen rendimiento ellos le habían prometido regresarla a su instituto inicial. El auto se estacionó frente a una casa modesta en donde se encontraba una señora de avanzada edad, con una impecable sonrisa y una tierna mirada.

- Bienvenida a tu nuevo hogar Sayumi-chan mi nombre es Yui, espero que tu estadía sea del todo placentera-

- Mucho gusto, soy Michishigue Sayumi-

La tarde en su nueva pieza se movía en forma lenta, después de acomodar todas sus cosas y de que Yui-san le explicara que su nieta no se encontraba en la casa porque había salido de compras, Sayumi consideró buena idea ponerse a descansar un poco. No habrían pasado unos 10 minutos cuando se escuchó en la parte baja de la casa como Yui-san gritaba despavorida. Esto por supuesto además de despertar totalmente a Sayumi la hizo levantarse y bajar para ver qué era lo que le pasaba a la anciana.

-OHHHH DIOS MIO, POR LO QUE MÁS QUIERAS BAJATE DE ALLÍ!!!!

Los gritos se escuchaban en la parte de atrás de la casa, cuando Sayumi llegó al patio trasero pudo ver a Yui-san con las manos en la cara, mirando hacia arriba. Junto a ella se encontraba una niña pequeña que a Sayumi le pareció extremadamente Kawaii, ella también estaba mirando hacia arriba… lo siguiente fue… nada.

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-Shhhhh, está despertando.

- Sólo a ti se te ocurre lanzarte de un árbol.

- Tú no me entiendes, nadie lo hace… como llegaré a ser una gran actriz si no perfecciono mis imitaciones.

- Silencio las dos, que está despertando. Sayumi-chan, te encuentras bien.

Sayumi aún medio dormida pudo notar que se encontraba tendida sobre su cama, Yui-san estaba muy cerca de ella con una cara llena de preocupación, igual que antes al lado de ella se encontraba la misma niña que estaba mirando hacia arriba, lo único nuevo era otra niña que la miraba con cara de terror.

- SUMIMASEN, I´M SORRY, SONO SPIACHENTE, LO SIENTO, JE SUIS DÉSOLÉ, SLIJA…

- Suficienteeeeeeeeee…. Sli qué?. La niña Kawaii, le había dado un puñetazo en la cabeza a la con cara de terror.

- Slija, es hebreo.

- Oh, y eso para qué???

- Me estoy disculpando, y lo hago en varios idiomas, porque una buena actriz debe manejar varios idiomas además de…

- Ya, silencio las dos . Sayumi-chan. Me disculpo profundamente. Esta es mi nieta Kanon-chan y la otra es su amiga Riho-chan.

- Mucho gusto. Sayumi se incorporaba en su cama quedando sentada mirando a las dos niñas.

- Pero no entiendo.

- Lo que pasa, dijo Riho, es que Kanon-chan no entiende cuando uno le dice que no.

- Pero tú no dijiste nada.

- Te dije que no tomaras ninguno de los dulces que estaban dentro de la bolsa, sabes que mucho azúcar te hace mal.

- Pero ese chocolate no estaba dentro de la bolsa.

- Lo hubiese estado si alguien no lo hiciera aparecer mágicamente en sus bolsillos.

- Las dos, silencio. Sólo confunden más a Sayumi-chan.

- Lo sentimos.

- Sayumi-chan, lo que pasa es que mi nieta sufre de hiperactividad, por esta misma razón para ella está completamente prohibido comer algo que contenga azúcar.

- Contenían sucralosa.   

- KANON.

- Y eso que tiene que ver con que me haya despertado en mi cama.

- Que mi nieta llegó con las claras intenciones de volar como una mariposa, cayendo encima tuyo, cosa que no volverá a suceder nunca más, verdad Kanon.

- Lo siento mucho no volverá a pasar.