Fui hacia la cocina, y dejé la bandeja para que ella coma, o lo tire, o lo que quiera. No sabía qué pensar después de que me dijo eso. ¿No le gusta que le haga favores? Pero no es una molestia para mí. Y si eso no le gusta… ¿Por qué viene a casa y me pide que la abrace? ¿Tendrá que ver con lo de ayer? Me pregunto si habré hecho algo malo. Todo esto me recorre de arriba abajo y me pone algo nerviosa. Después de un rato de esperar en la cocina…
-Ai… -Se escucho muy despacito. –Ai-chan. –Risa entraba a la habitación. –Perdón. –Me dijo haciendo una reverencia innecesaria. Solo con que no me trate mal, está perdonada… Siempre.
-No, está bien. –Le sonreí lo mejor que pude. -¿Vas a comer? –Le pregunté señalando la bandeja.
-Si comes conmigo, sí. –Sonrió.
-Bien. –Nos sentamos, y empezó a comer tranquilamente. Tomé los apuntes de la nueva canción que nos dieron, y tomando mi jugo la leía. Se sentía un silencio algo incómodo, solo se podía escuchar cuando Risa mordía su tostada. La miré por encima del papel, tenía la cara apoyada en su mano derecha, y con la izquierda tenía la tostada que estaba mordiendo. Su mirada se dirigía a la mesa y sentí que sus pies se movían, como impacientes.
De pronto, clavó su mirada en mí. Rápidamente, volví a mirar al papel y me hice la tonta.
-Ai… -Risa dijo suavemente. –De verdad, perdón. –La miré, sorprendida.
-Está bien pero… Pero, Risa, ¿porqué? –Le pregunté. Ya me había pedido perdón.
-Es que… Yo, ayer… -Tragaba saliva, estaba nerviosa. Tomó su rostro entre sus manos, y suspiró. –Estaba celosa.
-¿Eh? –Se me escapó, dejando la letra de la canción apoyada y con el 100% de mi atención en ella. -¿Qué?
-Te preocupaste demasiado… Por Eri. –Se sonrojó, y miro para otro lado aún toda roja. –Y, y…-Respiró. No continuaba, y sus ojos comenzaron a estar llorosos.
-…Gaki. –Dije. Me miró, con los ojos aún mojados. Me pare, me puse a su lado. –No tienes porqué estar celosa. Siempre serás… Todo para Ai-chan. –Sonreí, y puse mi dedo tiernamente en su nariz.
-Ai-chan… -Sonrió, y me dio un gran abrazo. Qué calidez…
-Ai… -Se escucho muy despacito. –Ai-chan. –Risa entraba a la habitación. –Perdón. –Me dijo haciendo una reverencia innecesaria. Solo con que no me trate mal, está perdonada… Siempre.
-No, está bien. –Le sonreí lo mejor que pude. -¿Vas a comer? –Le pregunté señalando la bandeja.
-Si comes conmigo, sí. –Sonrió.
-Bien. –Nos sentamos, y empezó a comer tranquilamente. Tomé los apuntes de la nueva canción que nos dieron, y tomando mi jugo la leía. Se sentía un silencio algo incómodo, solo se podía escuchar cuando Risa mordía su tostada. La miré por encima del papel, tenía la cara apoyada en su mano derecha, y con la izquierda tenía la tostada que estaba mordiendo. Su mirada se dirigía a la mesa y sentí que sus pies se movían, como impacientes.
De pronto, clavó su mirada en mí. Rápidamente, volví a mirar al papel y me hice la tonta.
-Ai… -Risa dijo suavemente. –De verdad, perdón. –La miré, sorprendida.
-Está bien pero… Pero, Risa, ¿porqué? –Le pregunté. Ya me había pedido perdón.
-Es que… Yo, ayer… -Tragaba saliva, estaba nerviosa. Tomó su rostro entre sus manos, y suspiró. –Estaba celosa.
-¿Eh? –Se me escapó, dejando la letra de la canción apoyada y con el 100% de mi atención en ella. -¿Qué?
-Te preocupaste demasiado… Por Eri. –Se sonrojó, y miro para otro lado aún toda roja. –Y, y…-Respiró. No continuaba, y sus ojos comenzaron a estar llorosos.
-…Gaki. –Dije. Me miró, con los ojos aún mojados. Me pare, me puse a su lado. –No tienes porqué estar celosa. Siempre serás… Todo para Ai-chan. –Sonreí, y puse mi dedo tiernamente en su nariz.
-Ai-chan… -Sonrió, y me dio un gran abrazo. Qué calidez…
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