yo soy ai

Seishun Collection Capítulo 24

Clasificación: R-0



La mansión de los Kusumi

Al siguiente día Ai le dijo que la acompañaría a visitar a Koharu, Sayu se puso muy contenta, pero lamentablemente aquella felicidad le duró poco.
-¿Van a ir a casa de Koharu-chan? ¡Eric también quiere ir!
-¿Van a ir todos? Aika también irá.
-Vamos todos entonces –concluyó Jun al momento que daba una bocanada de humo de unos de sus cigarrillos.
Sayu lo había mirado boquiabierta y sentada ahora en la limusina camino a casa de los Kusumi, todavía  lo hacía.
-¿Te sientes bien? –la seña que le hizo su novio con la mano logró despertarla de su abstracción.
-Claro, solo estoy algo preocupada.
-Dicen que si te quedas con la boca abierta mucho tiempo terminara entrándote una mosca.
El criminal chino fue asesinado por su súper penetrante mirada asesina.
-¿Y de que está enferma Kusumi-san? –quiso saber Aika, su habitual alegría desentonaba con el enorme parche que traía en la sien y el brazo enyesado, que por lo que había dicho se lo hizo en un pequeño accidente en clase de atletismo.
Eric, Ai y Sayu se lanzaron miradas de incomodidad.
-Verás…-comenzó a decir Eric, mirando de soslayo a su amigo chino.
-Un cretino le rompió el corazón.
-¡Sayu! –Ai se escandalizó.
¿Qué tiene? ¡Era la verdad!
El cretino permaneció sonriente mientras botaba ceniza por la ventana.
¡Qué descarado era!
-¿Un cretino? ¿Es de nuestra escuela?
-Hai –un bombardeó de miradas comenzó a desarrollarse.
-Por alguna de esas casualidades de la vida ¿le conozco?
-Más de lo que imaginas –contestó preguntándose porque el culpable no dejaba de observarla como si fuera una niña tonta.
-Me pregunto quién podrá ser –dijo Aika con tono juguetón mirando a Jun con malicia en los ojos.
La casa de Koharu quedaba más o menos cerca del barrio, en donde vivía Ai, aunque mucho antes de tener que subir la colina para llegar hasta allí. A pesar de que ella y Koharu fueran buenas amigas desde hace un tiempo, esta era la primera vez que visitaba su casona. Era enorme y majestuosa, aunque su tamaño no alcanzaba ni por si acaso la del castillo de ladrillos de la familia Takahashi.
A pesar de lucir lujosa y majestuosa su estilo resultaba un tanto anticuado, con el techo de madera y la construcción de cemento pintada de color blanco. La limusina los dejó en la puerta y los recibió una alta y severa ama de llaves.
-La señorita no me aviso de su visita.
-No lo sabe. Vinimos de sorpresa. –le explicó Sayu, quien encabezaba el grupo sintiéndose algo incomoda por la expresión de mujer, era evidente que su repentina llegada no había sido una agradable sorpresa.
-Muy bien. Iré a avisarle. Pasen por favor.
Afuera hacía un día caluroso y luminoso, pero en cuanto ingresaron en esa casa, Sayu sintió como si hubiera entrado al mismo polo norte.
La construcción era fría, de paredes blancas y piso de mármol, con pocas ventanas y con escazas cortinas abiertas para que ingresara el astro, por lo que resultaba bastante oscuro.
La sala principal tampoco resultaba un lugar muy acogedor, los rayos del sol apenas se colaban por las cortinas de velo y sobre estas las cortinas de género se encontraban a poco correr y eran de colores oscuros. El amoblado era en su mayoría también de tonos opacos, como burdeo, café, negro o una mezcla de ambos. Las alfombras muchas eran de pieles de animales, como cebras, leopardos o vacas al igual que un tapiz de un sillón que era de un material parecido a pelo de búfalo y un juego de sillas con diseño de tigre, pero sin duda, lo mas escalofriante de la morada era la cantidad de cabezas de animales disecadas que colgaban de las paredes.
-Esto es un poco tétrico ¿no les parece? –les comentó Eric inspeccionando el lugar con sus ojos muy abiertos.
-Perece que tienen predilección por los animales –lo secundó Aika mirando en derredor, horrorizada- de preferencia muertos.
Ai observaba el lugar intentando controlar su repugnancia, sujetándose del brazo de su novia que ahora que se ponía a pensar, Koharu les había contado que su familia se dedicaba a trabajar con las pieles de animales.
-La señorita dice que no puede recibirlos.
-¿Qué? ¿Por qué?
-No quiere ver a nadie.
El grupo de amigos  se apresuró a intercambiar miradas.
-Pero dígale que se trata de Sayumi, Shige-san. Que es muy importante.
La mujer parecía notablemente molesta.
-La señorita no se ha sentido bien últimamente. Dudo que le importe si es Sayumi o quien sea la que viene  a moles…visitarla.
Aquello fue bastante descortés para tratarse de una criada de la clase alta. Que muchacha más desagradable. En ese momento se dio cuenta que expresarse con un buen vocabulario no necesariamente era sinónimo de una buena educación.
-Pero nosotros somos sus buenos amigos –insistió Eric-. Vinimos desde la escuela sólo para verla. Sayu hasta le trajo la materia que se ha saltado.
-Lo lamento mucho, pero no podrán verla. Si quiere me deja las notas a mí.
Sayu estaba abriendo su mochila cuando se escuchó el sonido de la puerta cerrarse.
-¡Ritsuko! ¡Dónde estás?!
-Con permiso –dijo la criada y se dirigió corriendo hasta la puerta por la que en esos momentos ingresaba un oso con sombrero.
Como Sayu estaba segura de que eso no podía ser, se fijó mejor. En realidad era una mujer  envuelta en la piel de un oso de negro, con un enorme gorro de y repleta de bolsas de compra.
-Señora disculpe pero estos jóvenes llegaron de improviso e insisten en ver a la señorita Koharu.
La mujer, que debajo de tanta piel y sin los altos y costosos tacos que calzaba, debía ser en realidad menuda y de baja estatura, lanzó los paquetes sin ninguna consideración sobre la criada que casi se cayó al suelo intentando cogerlos a todos.
A continuación se quitó las enormes gafas de sol que estaba usando permitiendo que Sayu y sus amigos vieran con impresión los ojos de Koharu en aquel rostro duro y severo.
-¡Ritsuko! –volvió a llamar a la criada de manera estridente- ¿qué esperas para ir a cerrar la puerta? ya sabes que en esta casa no debe entrar ni un rastro de luz solar. Mi piel debe estar bien protegida.
La empleada corrió estrepitosamente luego de dejar los paquetes en la mesa e hizo lo que su ama le ordenaba.
-¿Jóvenes dijiste? –preguntó frunciendo sus labios pintados de potente tono rojo.
-Dicen que son de la escuela. Vinieron a ver a la señorita.
-No me digas -pronunció la mujer posando por primera vez sus grandes y oscuros ojos sobre cada uno de sus invitados. A pesar de que la forma de estos era similar a los de su hija, estos no eran radiantes y vivaces como los de ella, sino que daban una apariencia de ser fríos y arrogantes.
-¿De nuevo por aquí, chico? –preguntó, sorpresivamente, haciendo que Sayu se volteara para descubrir a quien iba dirigida aquella mirada y tono de desprecio.
-Es un gusto volver a verla, Madame –Jun salió de las sombras de la habitación y se acercó gentilmente a la dueña de casa.
-Ojala pudiera yo decir lo mismo. ¿Qué acaso mi marido no te dejo claro que no te acercaras a mi hija?
El ambiente era tenso y Sayu sintió un escalofrió y esta vez no era debido a las cabezas, pieles repartidas por el salón.
-Lamento haberle causado una mala impresión la última vez que nos vimos, en ningún caso fue mi intención hacerla pasar un mal rato- contestó el chico inclinando un poco la cabeza, sin dejar su tono correcto y gentil que resultaba hasta un tanto seductor.
-Como sea, la cosa es que tu entrada en esta casa estaba prohibida –la mujer miró a su criada de refilón y le arrojó  el enorme sombrero y el pesado abrigo. Sayu quedó impresionada, aquella delgada mujer parecía una verdadera modelo representativa de los años sesenta. El vestido blanco perla, liso y ajustado que llevaba acentuaba mucho su silueta haciéndola parecerse a una de esas divas del cine de aquella época.
Apenas tenía unas pequeñas arrugas junto a los ojos y no parecía ser mayor de 35 años. Era increíblemente hermosa.
-¿Qué es lo que buscan? Koharu no se siente bien.
La mirada de la mujer volvió a cruzarse con la de Sayu causándole un sobresalto. Estaba claro que los detestaba, lo más indignante. Es que ni siquiera los conocía.
-Disculpe – Ai fue el primero en hablar-. Nosotros vinimos a saber cómo seguía su hija.
-Pudieron haber telefoneado –sugirió mientras tomaba colocación elegantemente en su largo sofá de piel de cebra y tomaba su bolso. Seguidamente sacó una cigarrera de plata de la cual extrajo una boquilla también de plata y unos cigarros de color rojizo que manipuló con sus finos y delicados dedos.
-Lo intentamos –admitió Sayu armándose de valor-. Pero no nos contestó y estábamos muy preocupados por ella.
La mujer se hizo con un encendedor de aspecto costoso y pesado e intento prender su cigarrillo ya puesto en la boquilla, sin embargo a este parecía habérsele acabado el gas.
-Déjeme ayudarla –Jun extrajo su propio encendedor decorado con la bandera de china y encendió su cigarrillo sin ganarse ni una palabra de agradecimiento.
-¿Quién eres tú? –preguntó en cambio, escrutando a Sayu detenidamente luego de darle una chupada a la boquilla y botar una bocanada de aire.
Sayu respiró profundo, ahogándose con el potente olor a tabaco en el sitio cerrado que inevitablemente entraba en su garganta. Tosió copiosamente.
-¿Te encuentras bien? –Ai le dio golpecitos en la espalda, preocupado.
Sayu le dijo que si con la mano:- Disculpe, mi nombre es Michishige Sayumi, voy a la misma clase que su hija –hizo una educada reverencia y apunto a Ai- este es mi nov-
-No te pregunte por él –intervino dejando caer la ceniza directamente a un cenicero que sostenía servicialmente su criada.- Así que tú eres la famosísima Shige Pinku. –soltó una risita burlona.
¿Por qué la miraba de esa manera? Resultaba muy intimidante.
-No había motivos para venir aquí a importunar un hogar de familia, únicamente se trata de un pequeño e insignificante resfriado. Pronto estará bien.
Sayu asintió con la cabeza sin saber que podía decir en su defensa, después de todo si estaba invadiendo un lugar ajeno.
-Dis…disculpe por molestarla.
-Ya es tarde, ya lo hiciste –le dio otra chupada al cigarrillo-. Dime chica, ¿tú eres la responsable de que Koharu vuelva tarde a casa y llegue atrasada a sus clases?
-¿Yo?
-Asistes Haromoni@ así que dudo mucho que sufras de problemas del tipo financiero; entonces ¿Por qué tienes que molestar a la ya bastante lenta de Koharu para que te recoja todos los días? Tu casa es lejos y no es ninguna gracia para el chofer tener que desviarse a la ida y a la vuelta para atenderte gratis.
Sayu abrió la mandíbula y se apresuró a inclinar la cabeza.
-Gomenasai, jamás fue mi intención provocarle esa molestia. No se volverá a repetir.
La dueña de casa la miró con desprecio al mismo tiempo que apagaba el cigarro.
-Eso espero. Ritsuko.
-¿Señora?
-Acompaña a los jóvenes a la puerta. Se acabó su visita.


-¡Que mujer más mal educada! ¡Ni siquiera se despidió de nosotros! –habló Aika con indignación.- Prácticamente nos echó de su casa.
-Tienes toda la razón- coincidió Eric caminando a su lado- ¿Cómo se atrevió a hablarte así, Sayu? ¿Quién se cree?
-Chsst –chistó la aludida girando la cabeza con precaución. Les faltaban unos metros  aun para abandonar el terreno así que aun existía la posibilidad de que algún criado los escuchara- Salgamos rápido de aquí.
-¿Qué hay de Koharu-chan? ¡No es justo! Vinimos aquí para verla pero no le vimos ni un pelo además de que esa cruela de vil nos tratara mal. Te tratara mal.
-Sí, pero igual Koharu-chan no quiso recibirnos así que ¿Qué importa?
Llegaron hasta el gran portón con los rostros llenos de rabia y decepción, menos Sayu que intentaba mantener la compostura, al igual que Jun que siempre lo hacía.
-Buenas tardes –se despidió del guardia con gentileza y se dispuso a cruzar el portal.
-¿Jun-san? – Ai, con quien tenía el brazo entrelazado se detuvo de pronto obligándola a imitarla.
El más alto tenía una billetera de cuero en las manos y sin la menor vergüenza le pasó un fajo de billetes al guardia.
-Vengan chicos. –los llamó con tono firme- La visita aun no termina.
No pudo calcular cuánto dinero le dio a ese hombre porque hasta escalera para trepar al balcón del cuarto de Koharu y las indicaciones de cómo llegar, les dio.
Jun fue el primero en quitarse la chaqueta y subir hábilmente por las escaleras como un escurridizo, pero elegante ladrón.
Sayu pensó que hasta haciendo esa clase de trabajo se vería cool ¿Por qué estos malditos príncipes eran tan perfectos? Y lo pensaba en todo el sentido de la palabra, porque ahora que lo miraba desde este ángulo nunca había tenido la oportunidad de darse cuenta cuan firme lucia el trasero de Jun bajo esos ajustados pantalones de lino.
Sin duda esperar abajo a que subiera, era la mejor ubicación. Daba igual si era para contemplar el trasero de un patán.
Estaba en su ortodoxo estudio cuando alguien le tocó el hombro, haciéndola saltar.
-Ve tu ahora, Sayu –le sugirió Ai, caballerosamente.
Eric lanzó un gritó de sorpresa.
-¡¿Sayu-chan?!
Esta pudo jurar que vio como sus ojos se iluminaron antes de ponerse a reír sin ninguna razón aparente.
Aunque claro, la había.
-¡Kame Baka! –Mittsi fue y le dio un coscorrón-. En este caso los hombres deberían ir primero, Takahashi-san.
-¿Por qué?
Su ángel, pensó Sayu, era tan inocente. Pero ¿enserio Eric quería verle la ropa interior mientras subía por la escalera?
Sintió como el rubor se apoderaba de su mejillas. No sabía que fuera de ese tipo.
-Es buen truco hacerse el inocente también, Takahashi-san -lo acusó Aika con el dedo.
-¿De qué hablas? –pregunto el chico mirándola confundidisimo primero a Mittsi, luego a Sayu y por ultimo al baboso de Eric que se hacia el desentendido. Finalmente un destello de inteligencia le cruzó por los ojos:-¡ahhhh~!
El siguiente en subir fue el. En verdad, aunque fuera un aficionado de los videojuegos y fuera un poco lento en ocasiones, ese cuerpo espectacular compensaba todo lo malo. El pantalón no le quedaba tan ajustado como a Jun, pero claramente tenia muchísimo más que lucir que el.
Lo mejor era que era todo suyo.
-La suertecita de algunas –le comentó Aika con tono juguetón. -Sin embargo, aquí se viene lo mejor. Observa al mejor trasero de Haromoni@, Michishige- sempai.
Los ojos de Sayu se abrieron como platos  y un extraño sudor recorrió su nuca al ver los músculos del chico tortuga ponerse en acción para subir por la escalera. Esto de venir a visitar a Koharu se estaba convirtiendo en algo peligroso para su resistencia hormonal.
Cuando ya se acabo el espectáculo, ella fue la siguiente en subir mientras Aika se quedaba abajo vigilando, debido a que resultaba peligroso que subiera con su brazo lastimado.
Jun tocó el vidrio del ventanal de la habitación con sus nudillos.
Estaba clarísimo, el había estado ahí antes, ¿pero cuándo? A lo mejor fue cuando ayudó a escapar a su amiga del castigo de sus padres. Eso explicaría la actitud de la señora Kusumi y que el guardia sobornado lo llamara “Señor Li· tan confianzudamente. La pregunta que quedaba en el aire era ¿lo había hecho esa única vez?
-Kusumi-san –susurró el chico mientras continuaba golpeando suavemente el vidrio. Las cortinas de enceguecedor color fucsia  con alegres dibujos de conejitos estaban cerradas igual que en la gran mayoría de la casa. No podían saber si ella se encontraba en el interior.-¿Kusumi-san?
-Koharu –pronunció Sayu acercándose al vidrio-. Kohapinku soy yo, Shige Pinku ¿estás ahí? Todos estamos aquí afuera, por favor, ábrenos.
No pareció haber respuesta porque las cortinas continuaron sin moverse. Las pocas esperanzas de ver a su amiga se desvanecían poco a poco.
Pero Jun parecía no querer rendirse todavía.
Sacó un equipo de navaja suiza de plástico de su bolsillo.
-¡Jun! –exclamó, intentando detenerlo, pero el chico la ignoro y saco la cuchilla para meterla en la hendidura de la ventana.
Sayu pensó que debía sentirse muy responsable para hacer eso. El era un chico que no movía las manos por cualquier cosa.
Sin, embargo el forcejeo con el ventanal no duro mucho. De pronto la cortina se abrió y una pálida y demacrada Koharu con u pijama morado también de conejitos, aparecía tras ella.
En cuanto las miradas de ella y su amiga se cruzaron, los ojos de esta última se llenaron de lágrimas.
-¡Te extrañé mucho Shige Pinkuuuuuuu!-lloriqueó la chica lanzándola sobre la cama en medio de su potente abrazo.
Sayu apenas pudo contestarle con su cuello siendo presionado por sus brazos y su pecho por el peso del cuerpo de la chica:-Yo…yy..yo también.
-¡Realmente eres la mejor amiga! ¡Te quiero mucho! –expresó besándola cariñosamente en la mejilla, mojándoles todo el rostro.
-Me babeas,
-¡Shige Pinku Daisukiii! –Anunció con su habitual chillona e infantil voz-. ¡DAISUKIIIII!
Mientras tanto el resto observaba la escena con ternura.
-Ok, creo que oficialmente quedé sorda. –lanzó una mirada de reproche a su amiga-. Nee, si me quisieras tanto como dices, al menos podrías haberme recibido.
-Huh?-la chica dejo de atacarla con su amor y se acomodó frente a ella.
-Tu criada dijo que no querías vernos.
Koharu desvió su mirada muy poco disimuladamente:-¿Qué dices Shige Pinku? ¿Te gusta mi habitación? ¡Usagi-chan está en todas partes!
Sayu la fulminó con su fría mirada con las manos cruzadas sobre el regazo.
-Dime ¿de verdad estás enferma?
Su amiga asintió con la cabeza.
-Entonces ¿Por qué no contestas mis llamadas ni quisiste recibirnos?
Koharu no abrió la boca, se quedo frunciendo los labios con actitud enfurruñada.
Sayu hizo una breve pausa, se incorporó, miro a Jun con rencor y continuo hablando.
-¿Somos amigas o no? Si tienes alguna clase de problema, lo lógico es que confíes en mí y me lo digas, de otra forma, es imposible que te ayude.
El pecho de Koharu se infló y desinfló para soltar un repentino sollozo.
-¡Gomenasai! –chilló apretando sus manos sobre sus rodillas que comenzaron a llenarse por las lagrimas que caían de sus ojos-. -¡Gomenasai Shige Pinku! –el volumen de su voz se redujo abruptamente cuando su garganta se preparaba para lanzar otro llanto- ¡No odies a Koharu!
Unos fuertes deseos de abrazar y consolar a su amiga sobrevinieron de inmediato, pero se abstuvo de cualquier gesto amistoso. Estaba dolida y no entendía la actitud de su amiga.
-Tranquila Koharu-chan –Ai, en cambio se acercó y le acarició los hombros desde detrás-.Todo estará bien.
-Es cierto –se apuró a confirmar Eric-. Sayu no está realmente molesta, nada más ella… -la miro para buscar apoyo y con un gesto la instó a hablar.
-No entiendo ¿Por qué guardas todo el sufrimiento para ti misma? Él no vale la pena.
-Sayu…-Ai la miró frunciendo el ceño, con reproche. No obstante, ella no se dio por enterada.
-No tengo idea que está haciendo aquí, pero espero que sea porque se siente culpable por lo que te hizo. Es lo mínimo.
-Sayu –reiteró su novio.
-Está bien. Déjala Takahashi-san. Probablemente tenga razón.
-¡Por supuesto que la tengo! –exclamo observándolo con ira-. ¿Siquiera te disculpaste con ella?
-Shige Pinku…
-¡No te atrevas a defenderlo! Él no lo merece.
-No iba a hacerlo. Yo…-soltó un hipido de sufrimiento, bajando la vista-. No lo hagas. Es vergonzoso.
-Koharu-chan tiene razón. –opinó el siempre conciliador Ai-.  Estamos aquí para verla, no para pelear entre nosotros.
-¡Pero Ai-chan! –su mirada se endureció aun mas mientras que la expresión en el rostro de Jun continuaba igual de imperturbable-. No entiendo que hace el aquí. ¿Qué acaso estas aquí sólo para mirar? ¡Haz algo! ¡Di algo!
Por los ojos del chino pasó una ligera expresión de sorpresa. Lucia tenso de pronto.
-Yo deseaba hablar con Kusumi-san.
Koharu y el resto lo miraron impresionados.
-Planeaba hacerlo a solas, pero sería un problema si su madre nos descubriera. Así que no importa, lo diré aquí.
Sayu permaneció seria y junto al resto de sus amigos prestaron atención al muchacho.
-Kusumi-san,-sus ojos profundos se posaron sobre los de ella con intensidad-. No sé si todo esto que te sucede sea por mi causa; pero si ese es el caso, no creo que yo lo valga.
Los ojos de Koharu, llorosos volvieron a llenarse de lagrimas, Ai volvió a frotarle los hombros por detrás intentando reconfortarla.
-¿Por qué? –Balbuceó mientras le tiritaba la barbilla-. ¿Por qué estás aquí? Koharu no…-las lágrimas resbalaron copiosamente por sus mejillas.
-Michishige-san ha estado muy preocupada por ti. Kamei-san también, todos.  Dicen que es por lo sucedió entre nosotros esa tarde. Nunca pensé que hicieras todo este revuelo sólo por mi causa. La verdad todavía no me lo creo, pero si es así, me gustara ayudar. ¿Por qué faltaste a clases?
-Res..frio.
-¿Por qué motivo no quisiste recibirnos? Te vi. Estabas escuchando desde el otro lado de la puerta.
-¿Qué? –Sayu no pudo creerlo.
-Todos estábamos muy preocupados Eres nuestra amiga, pero tal como dice Michishige-san, sino nos dices que es lo que te tiene así, no podemos hacer nada para ayudarte.
Koharu se llevó las manos al rostro volviendo a sollozar, mientras Ai le acariciaba la cabeza.
-Jun-san, no creo que sea buena idea continuar.
-Déjalo Ai-chan –intervino Sayu-. Creo que sí hizo bien en venir. Es necesario aclarar ciertas cosas. Cuéntanos la verdad, Koharu ¿te has estado comportando así todo este tiempo por causa de Jun o hay alguna otra cosa que deberíamos saber?
La chica continúo sollozando agitando los hombros.
-Contéstame. Necesito…Necesitamos saber.
Koharu agitó la cabeza negativamente.
-¿No? ¿Fue por él?
Esta vez asintió afirmativamente.
-Kusumi-san, yo-
Pero no alcanzo a terminar de hablar porque su teléfono móvil comenzó a sonar.
-Disculpen –lo extrajo de su chaqueta para cortar el llamado-. Kusumi-san, como te decía antes, no creo que lo que paso ese día entre nosotros sea para tanto. ¿Somos buenos amigos o no? ¿Por qué no continuamos siéndolo y nos olvidamos de todo esto?
Esperen un minuto, acaso el dijo ¿olvidarlo?
-Demo…Koharu no quería ser tu amiga. Koharu…-la chica dio un respingo y se sorbeteó sus mocos-. No entiendes Jun-sama, Koharu no puede…-agregó con voz lastimera- Koharu…
-¡Por supuesto que no entiende! –exclamó Sayu sintiendo el fuego arder en su interior-. Se nota que nunca has sido rechazado.
El aludido volvió a mostrar sorpresa en su expresión.
-Estas pidiéndole que borre sus sentimientos de un momento a otro ¿acaso crees que eso es muy fácil?
Los labios del joven chino se entreabrieron sin saber que responder. Su teléfono  volvió a sonar, pero ni se movió.
-¡Contesta! Parece que es urgente –le dijo Sayu pulverizándolo con su mirada-.
El chico asintió y con aire abstraído salió al balcón para atender dejando el tenso ambiente de la habitación de alegres y pintorescas decoraciones.
-Sayu, creo que será mejor que nos vayamos de aquí.
-Tienes razón. –soltó un pesado suspiro- Este tema me tiene harta y ese chino hipócrita aun mas.
-Shige Pinku –Koharu la tiró del dobles de la falda.
-¡¿Qué pasa?! –pregunto con un tono durísimo.
-¡Gomenasai! –chiló y se lanzo a sus brazos-. ¡Gomenasai gomenasai! ¡gomenasai!
Sayu permaneció impasible por unos momentos, pero luego no logro contenerse. Esta situación le pareció una especie de deja vu de cuando Koharu había metido la pata en el fiasco de Haromoni@ y se desvivía en disculpas para obtener su perdón.
La abrazó con cariño y le acaricio levemente la espalda. Extrañaba a esa tonta con sus rarezas y sus gritos, pero principalmente extrañaba esa alegría y energía que siempre le transmitía haciendo mucho más feliz sus días de estudio.
Realmente a largo de este mes había logrado conquistarla.
-Baka –le dijo con tono de reproche.- Pobre de ti que vuelvas a hacer esto. ¡Baka! Tienes que volver a la escuela y volver a ser la misma chillona insoportable de antes. Todos te extrañamos.
Koharu no le contestó, simplemente se dedicó a seguir llorando y a llenar de babas y mocos su chaqueta.
Jun no regresó. Rato después Eric se dio cuenta de que el balcón estaba vacío y cuando le pregunto a Mittsi que estaba abajo ella sólo se encogió de hombros.
-Mejor así- comento Sayu con molestia ¿así que el hombre ideal podría ser cobarde e irrespetuoso también?
Cuando se despidieron de Koharu la hicieron prometer de que volvería a asistir a clases. Esta acepto asintiendo en medio de lágrimas.
-¿Shige pinku? –pregunto con cautela cuando se estaban despidiendo.
-Dime.
-Disculpa a mi Okaasan. Ella no sabe que fui yo quien me ofrecí voluntariamente a ir por ti cada día. No le hagas caso. Ella…no entiende. Es un poco…¿especial?
-Esta bien, no te preocupes. Ai-chan ira por mi y por Airi todos los días, no debes mandar mas al chofer.
A pesar de que el problema se hubiese resuelto su amiga parecía desilusionada.
-Vale, pero ¿estás segura?
Sayu asintió.
-Claro Koharu-chan –hablo Ai- Yo me encargo de mi novia.
-¿Novia? ¿Ya es oficial? –preguntó sin mostrar ni el menor cambio en su rostro por la noticia. Sayu lo atribuyo a su estado emocional.
-Hai –asintió  Ai sonriéndole a si novia con aprecio-. Así que ya no debes preocuparte.
La menor no contesto y bajo la mirada con una expresión inescrutable. ¿Estaba molesta o seguía triste por lo de jun?
Sayu esperaba algún tipo de felicitación de su parte. De hecho, ni se emociono como esperaba cuando le enseñó el nuevo adorno que tenia colgando de su mochila que le habia regalado Ai ayer, y eso que se trataba de un usagi y rosado.
-¡Nos vemos mañana! –chilló con su tono habitual y una sonrisa de oreja a oreja dentro de su cuarto que transmitía mucha alegría y ahora si encajaba con ella y no con la llorona de antes.
Sus amigos descendieron por la escalera para reunirse con Mittsi y todos juntos abandonar la mansión cuando justamente los últimos rayos de sol teñían el cielo de un potente color naranja.
Sayu soltó otro suspiro mientras observaba los matices de los colores desde la ventanilla del carro.
¿Había hecho lo correcto, no? Entonces porque tenía la impresión de que algo no estaba bien.
-¿Estás cansada? –le pregunto Ai arrimándose a ella para colocar su cabeza en su hombro.
-Más o menos.
-Ya sé. Estas preocupada.
Claro que lo estaba. El sufrimiento de Koharu, la inesperada cobardía de Jun ¿Qué significaba?
-Entiendo que lo estés pero estoy seguro de que Koharu-chan lograra superarlo. Es una chica fuerte.
-Eso ya lo sé.
-Entonces porque no tratas de relajarte y pensar en algo más. No te queda bien esa cara de acongojada.
¿Acongojada? No, pensándolo bien se sentía molesta, decepcionada. Se había dado cuenta de que no conocía a Jun. Poco a poco la imagen que tenia de él se había ido destruyendo hasta hoy convertirse en pedazos.
-¿Sayu?
-Ya basta con el tema, Ai-chan. Me duele a cabeza.
No quería hablar al respecto y menos con él, que estaba claro defendería a su
amigo. Tal como lo hizo en casa de Koharu.
Ai guardo silencio por unos instantes.
-Disculpa.
-No te disculpes, no has hecho nada malo. Es solo que…
No sabía porque pero se sentía triste de pronto.
-Ya se me pasara.

4 comentarios:

Jesse_tan dijo...

woooooooooooooooooooooooooooo!!
como siempre, me emociono leyendo...
estuvo Genial!!
Que casa mas terrorifica, y la mami de koharu... waaaaa no me agrado ¬¬
igualmente que cap tan genial
pero aggggg Que Mierdo tienes en la cabeza Sayumi???
ellos tenían que hablar en privado!! buuuu
agg pobeshita koharu T_T
me dio tristeza por ella T_T
la entiendo!

hahaha uyyyy análisis de traseros :Q___________
que ricooo!!
hahahaha

aggg Sayumi, se que estabas ofendida... pero buaaa me molesto que tuvieran que hablar asi en publico!!
y Aika???
que??? porque ahora se pasa con ellos?? ahh la pobre aun se recupera de los golpes Yankees ¬¬ buuuuuu

haha seguro que Jun se fue a ver a su novia!!
seguro que su novia lo llamo!!!
aggg ya quiero saber que sucede!!
continua pronto Dani-sama!!!

Seryni dijo...

DSADASDASDASDASDASDASDAS SUUUUGOOOI!!!!

Demo... u_u Reina ruda! romperle el brazo a Aika pfff miedo!!
y las pompis de Jun *¬* kame *¬* jajaja pero Ai les lleva por mucho no? XD

JUN BAKA BAKA BAKA BAKA!!! TwT - el chino a la hoguera- admito que ya no lo odio despues de todo es Jun pero TwT woooo porque Danshi PORQUE¿? DX
bueno ya mucho drama *w* extrañaba a Koha, aun que salio toda moquienta y el asunto pero... la extrañaba X3 y su mama .___. me imagine a Laddy gaga XD :/

DANI ERES LA LEY!!!

Anónimo dijo...

Creo que hay algo más allá con Jun y Koharu ...estoy intrigada ...que salga el 25!!

Patii_kawaii dijo...

knfdknv que pasa con jun & koha hay algo mas en lo que paso ;w; ellos tienen que hablar en privado pero si no es por sayu no nos enteramos ;w; aaaaa quiero saber que pasa ;w;

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