Clasificación: R-16
Desde muy niña Reina había sido una niña frágil, pálida y liviana.
Nunca tuvo padres, o mejor dicho si los tuvo, pero los había escondido en lo
más profundo de sus recuerdos… su padre un bebedor y apostador, había matado a
su madre, siendo ella muy niña. Su madre… lo único que recordaba de su madre
era todas las veces que llegaba llorando y con látigo en mano, la maniataba
golpeando una y otra vez su morado cuerpo.
Al morir su madre
Reina había pensado que las cosas irían mejor, pero no. Su padre ya no tenía
dinero y con la muerte de su madre, ya no tenía que apostar…. Excepto ella.
- Reina, tu sabes cual mi preocupación.
- .......
- Las cosas han ido bien Reina, pero no quiero que vuelva a suceder lo
de años atrás.
Lo de años atrás…
al llegar al Manhattan bajo la protección de Yuko-nesan Reina fue recibida por
las que se convertirían en sus hermanas y amigas, sus nombres eran Risa y Mei
la primera tenía una sonrisa divina y un compromiso con la amistad de hierro,
la segunda parecía una flor rodeada de invierno. Mei era una niña muy enfermiza
que se encontraba postrada en silla de ruedas, y a Reina se le parecía que
debía de cuidarla con el máximo de los cuidados. Por eso todo su tiempo era
para Mei leía para ella, la acompañaba a todas partes, la bañaba , la vestía,
la desnudaba, la peinaba, la sacaba a pasear, la acostaba y la despertaba.
- No quiero que vuelva a suceder …… Mei, ya no está y lo sabes.
El pasó del tiempo sólo acrecentó esta unión. Para
los ojos enamorados de Reina Mei era luz…. era su luz, pero pronto habría de
perder esa luz. Reina había decidido un día salir con su amiga a dar vueltas
por un parque cercano a la zona. Risa le había dicho que no era el momento, que
justo días antes había ocurrido un problema de bandas y que era mejor procurar
y estarce un tiempo dentro del Manhattan o salir bajo resguardo. Reina no quiso
pensarlo, ese día era el cumpleaños de Mei y lejos de todo problema ella quería
disfrutar el día completo en las afueras y no encerrada en cuatro paredes.
- Reina, por qué aceptaste que Jun te pintara?
Ese día fue
magnifico, todo el día había sido completo, o por lo menos así lo pensaba Reina
hasta antes de doblar la esquina que las llevaría de regreso al Manhattan. La
bala no discriminó entre quienes fuesen de la banda o no, la piel blanquecina y
suave de Mei fue perforada justo en aquello que más apreciaba Reina … su
corazón.
- No lo sé, no sé porque quise que Jun me pintara. Pero no pasará nada
malo, no pienso hacerle daño a Jun ni a nadie.
Los ojos de Reina se
llenaban de lágrimas mientras era consolada por su ahora única hermana, - juro
que mataré al que disparó- decía entre sollozos – y yo juro que te
ayudaré- le respondía una decidida Gaki. Palabras que nunca llegaron a cumplirse ya
que la muerte del tipo llego con otra balacera acrecentando el odio en el
corazón de Reina. Tanto así, que cuando uno de los tantos novios que Reina
había tenido había hecho una mala broma acerca de los problemas de un tipo en
muletas ésta no paro de golpearlo hasta que Gaki llegó y salvo al tipo. Y así
con la mayoría de las parejas que había tenido, ya fuesen hombres o mujeres, de
alguna forma Reina disfrutaba el golpearlos y humillarlos.
- Reina….
- No volverá a pasar One-san.
- y yo te creo. Yuko abrazaba con todas sus fuerzas a su “hija”, quería
en demasía a sus dos “hijas”, y por sobre todo a Reina, pero desconfiaba de los
continuos cambios de ánimo que sufría la púber.
- Arigato. Reina no hacia nada más que llorar en los brazos de lo único
en la vida que ella podía considerar una madre.
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Era un poco tarde y Ai-chan sabía que tenía que bajar a tomar su
desayuno y saludar a la madre de Eri y por supuesto a Eri. El día anterior y a
pesar de llegar con todo el positivismo del grupo de la querida Yui-san sólo
atinó a saludar en el aire, decir no tengo hambre y me voy a la cama.
- Como lo hago ahora, bueno no puedo esconderme todo el día.
Ai-chan bajo las escaleras y saludo a Eri que se encontraba sola en la
mesa.
- Mamá, salió más temprano… te estaba esperando. Dijo Eri mirando al
piso a punto de llorar.
- Arigato.
- …………..
- ………….
- Quieres que caliente tu desayuno, ya debe de estar un poco frio.
Volvía a decir Eri mirando al suelo y esta vez su boca soltaba unos pucheritos.
- Sí, por favor.
Eri se acercó y en un momento antes de tomar el plato abrazó a Ai-chan
y se puso a llorar de forma desconsolada. Ai-chan que estaba entre sorprendida
y asustada por la reacción de esta sólo reaccionó a devolver el abrazo.
- Yo no sé que hice, pero por favor discúlpame. Decía entre sollozos
- Ehhh???
- ayer después de que se fueran Gaki y Reina tu te pusiste así, lo
siento, si hice algo malo o si dije algo malo. Yo soy una tortuga lenta y tonta
no me doy cuenta de las cosas, pero si alguien me las explica de seguro que las
entiendo. Así que si no entendí algo que hice explícamelo y dame alguna
penitencia… pero no dejes de ser mi hermana.
Ai-chan que había estado horas en su pieza pensando como pedir
disculpas o como enfrentarse a su “rival” nunca se detuvo en pensar en la
nobleza y cariño del corazón de Eri, ahora si que había sido completamente
derrotada, Niigaki solo le correspondería a Eri.
1 comentarios:
hermoso ame el capitulo yaa no puedo esperar para el siguiente <3
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